Vladímir Putin dijo este martes que Rusia lucha por la libertad del mundo entero. "Actualmente luchamos por la libertad no solo de Rusia, sino de todo el mundo", afirmó el presidente ruso.
"Estamos diciendo abiertamente que la dictadura de un hegemón –lo vemos, todo el mundo lo ve ahora– se está volviendo decrépita. Se ha hecho, como se dice, pedazos y es sencillamente peligrosa para los demás", indicó Putin. El mandatario agregó que la decadencia de esta hegemonía ya está clara para la mayoría de los países.
Al mismo tiempo, el presidente subrayó que su país está ahora a "la vanguardia de la formación de un orden mundial más justo" y agregó que un orden mundial "duradero y estable es imposible sin una Rusia soberana y fuerte". "Nuestra batalla por la soberanía, por la justicia, es, sin ninguna exageración, de carácter de liberación nacional, porque defendemos la seguridad y el bienestar de nuestro pueblo, el derecho histórico de ser una Rusia fuerte e independiente, un país de civilización", destacó Putin.
Según el líder ruso, la rusofobia y otras formas de racismo y neonazismo que "se han convertido casi en la ideología oficial de las élites gobernantes occidentales" representan una amenaza a la que se enfrenta la nación. "Occidente no necesita un país tan grande y multinacional como Rusia", señaló el mandatario, agregando que la diversidad y unidad de culturas, tradiciones, lenguas y etnias que tiene su país "simplemente no encaja en la lógica de los racistas y colonizadores occidentales" y en "su cruel esquema de despersonalización total, desunión, supresión y explotación".
Occidente quiere "desmembrar y saquear a Rusia", aseguró Putin. No obstante, el presidente afirmó que el "'blitzkrieg' de sanciones" occidental perpetrado contra Moscú fracasó, y aseveró que "combinando los esfuerzos del Estado y de las empresas", la nación logró frustrar "la agresión sin precedentes de Occidente".