La elefanta Mali, residente del Zoológico de Manila, apodada por las organizaciones de bienestar animal como el "elefante más triste del mundo", ha muerto a la edad de 49 años, informó Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés), una organización internacional por los derechos de los animales.
La elefanta vivió casi toda su vida sola en un recinto del Zoológico de Manila. La causa de la muerte fue insuficiencia cardíaca, comunicó el veterinario jefe del zoológico de Manila, Heinrich Patrick Peña-Domingo durante una conferencia de prensa ofrecida el 29 de noviembre. También notó una serie de problemas de salud en el paquidermo, además de inflamación en los riñones y nódulos alrededor del hígado.
Mali quedó sola en el zoológico tras la muerte de otra elefanta, Shiba, en 1990. Como resultado, los activistas por los derechos de los animales han apodado a Mali como la "elefante más triste del mundo", apunta IFLScience.
Según los defensores de los derechos de los animales, la vida de Mali no puede considerarse sencilla. Nació en Sri Lanka entre 1974 y 1980, pero quedó huérfana en la infancia, ya que la madre murió por causas naturales. Vivió durante algún tiempo en el Orfanato de Elefantes Pinnawala, un instituto de conservación y cría en cautiverio en Kegalle, Sri Lanka.
La elefanta fue rescatada de ese refugio y albergada en el Zoológico de Manila para ser entregada a la entonces primera dama de Filipinas, Imelda Marcos.
Inicialmente, la elefanta compartió recinto con Shiba, pero ambos animales tuvieron problemas de convivencia. Como resultado, Shiba atacó a Mali. La situación de Mali desencadenó una oleada de solicitudes de activistas que se manifestaron para trasladarla a una reserva de elefantes en Tailandia.
Sin embargo, después de la muerte de Shiba, Mali quedó efectivamente sola y así, en soledad y dolencias, pasó el resto de sus días.
Cuando las noticias de su situación trascendieron las fronteras, varias celebridades demandaron el mayor cuidado al animal. En 2013, Paul McCartney incluso se dirigió al entonces presidente de Filipinas, Benigno Aquino III, y argumentó que la elefanta estaba mantenida en condiciones espantosas y no recibía la atención adecuada. En particular, nadie cuidó sus patas, siendo las articulaciones la principal causa de muerte de los elefantes en cautiverio.
A pesar de la condena internacional, los funcionarios del Zoológico de Manila continuaron argumentando que era mejor que Mali permaneciera bajo su cuidado, porque había pasado toda su vida en cautiverio, y no estaba preparada para la vida en la naturaleza.
Ahora el Zoológico de Manila está planeando conseguir un elefante de reemplazo, según anunció el 29 de noviembre la alcaldesa de Manila, Honey Lacuna.