Los Gobiernos de Venezuela y Guyana adoptaron este jueves una declaración conjunta en la que expresan su voluntad de continuar el diálogo y no hacer uso de la fuerza para solucionar la disputa territorial sobre la región del Esequibo.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y su homólogo de Guyana, Irfaan Ali, se reunieron esta jornada en San Vicente y las Granadinas. Tras el encuentro, al que también asistieron un gran número de funcionarios gubernamentales y observadores de las Naciones Unidas, todas las partes reiteraron su compromiso de que América Latina y el Caribe "sigan siendo una zona de paz".
Las delegaciones de ambos países acordaron que, directa e indirectamente, "no se amenazarán ni utilizarán la fuerza mutuamente en ninguna circunstancia, incluidas las derivadas de cualquier controversia existente entre ambos Estados". De igual forma, estipularon que cualquier controversia se resolverá de conformidad con el derecho internacional, incluido el Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.
Asimismo, tomaron nota de la afirmación de Guyana de que está comprometida con el proceso y los procedimientos de la Corte Internacional de Justicia para la resolución de la controversia fronteriza, y de la afirmación de Venezuela de su falta de consentimiento y falta de reconocimiento de la Corte Internacional de Justicia y su jurisdicción en esa controversia.
Tanto Venezuela como Guyana se abstendrán, ya sea de palabra o de hecho, de "intensificar cualquier conflicto o desacuerdo derivado de cualquier controversia". En este contexto, los dos Estados "cooperarán para evitar incidentes sobre el terreno que conduzcan a tensiones" entre ellos. Sin embargo, en caso de que se produzca un incidente, tendrán que comunicarse "inmediatamente" entre sí, además de informar a la Comunidad del Caribe (CARICOM), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, "para contenerlo, revertirlo y evitar que se repita".
Las delegaciones de ambos Estados acordaron reunirse de nuevo en Brasil en los próximos 3 meses para considerar cualquier "asunto con implicaciones" para el territorio en disputa, incluida la actualización de una comisión conjunta que se establecerá con los ministros de Relaciones Exteriores y técnicos de los dos países para tratar los asuntos mutuamente acordados.