Washington está luchando por reconstruir su red de espionaje en China una década después de haber perdido a los agentes que trabajaban para la CIA. "Fueron ejecutados o encarcelados hasta dos docenas de activos que proporcionaban información a EE.UU., entre ellos funcionarios chinos de alto rango", informó The Wall Street Journal este martes, citando a sus fuentes.
Según funcionarios y exfuncionarios estadounidenses, al día de hoy Washington dispone de "una comprensión limitada" de las conversaciones que mantiene el presidente chino, Xi Jinping, con "su círculo íntimo" sobre temáticas de interés internacional clave, incluida la cuestión de Taiwán. "No tenemos una idea real de los planes e intenciones del liderazgo de China", admitió un exagente de inteligencia.
Espiar a China es una prioridad
"Fortalecer la red de espionaje humano dirigida a China es uno de los objetivos de un cambio titánico, pero mayormente secreto, de la CIA y sus agencias estadounidenses hermanas de espionaje. Se produce en medio de una transformación más amplia en la política de seguridad de EE.UU., que ha pasado de la lucha contra las insurgencias en todo el mundo a la preparación para un posible conflicto de 'grandes potencias' con China y Rusia", señala el periódico.
Actualmente, el aparato de inteligencia de Washington —que factura 100.000 millones de dólares al año— busca centrarse "en esos adversarios potenciales" mediante la recapacitación del personal, el reequipamiento y la designación de presupuestos millonarios para ese fin. En este contexto, el director de la CIA, William Burns, confirmó que Pekín sigue siendo una de las prioridades principales de su país.
"Estamos abordando [la cuestión de] la República Popular China como prioridad global, más que duplicando los recursos presupuestarios dedicados a la misión de China en los últimos tres años y estableciendo el Centro de Misión de China como el único centro de misión de la CIA en un solo país para coordinar los esfuerzos de toda la agencia con respecto a este tema", reveló. "Aun cuando estemos equilibrando múltiples prioridades, incluidos los conflictos en curso, seguimos intensamente comprometidos con el desafío estratégico a largo plazo que plantea la República Popular China", agregó Burns.
Un alto riesgo
Actualmente, la mayor parte de la información que obtiene Washington sobre los planes de Pekín proviene del denominado espionaje electrónico, que consiste en interceptar cualquier forma de comunicación digital, incluidas las llamadas telefónicas y correos electrónicos. Asimismo, el análisis de las declaraciones públicas de Xi Jinping también se considera de ayuda para conocer a sus objetivos.
Sin embargo, tales métodos no son capaces de reemplazar a los espías humanos a la hora de "adivinar las verdaderas intenciones o debilidades de un adversario", advierten las fuentes. Por eso EE.UU. sigue en su tarea de reclutar funcionarios y empresarios chinos incluso en el extranjero, a pesar de reconocer que supone "un alto riesgo" armar un grupo de inteligencia humana.
El medio recuerda que el Ministerio de Seguridad del Estado de China había informado en agosto el arresto de dos ciudadanos chinos que espiaban para la CIA, ambos reclutados fuera del territorio del gigante asiático. "Si son exactas, las revelaciones ilustran tanto el continuo esfuerzo de espionaje de EE.UU. como la agresiva campaña de contraespionaje de China", concluye el artículo.