El cohete Vulcan Centaur de la empresa United Launch Alliance (ULA) despegó este lunes desde la plataforma 41 de la Estación de la Fuerza Espacial de EE.UU. en Cabo Cañaveral (Florida), con el propósito de enviar el módulo de aterrizaje privado Peregrine hacia la Luna.
El Peregrine, construido por la compañía estadounidense, Astrobotic, tendrá como objetivo convertirse en la primera nave espacial comercial en aterrizar suavemente en la superficie de nuestro satélite natural.
De acuerdo con ULA, la misión Peregrine forma parte de la iniciativa de Servicios Comerciales de Carga Lunar (CLPS) de la NASA, que debe allanar el camino para los alunizajes tripulados del programa Artemis de la agencia espacial estadounidense.
El módulo de aterrizaje transporta una variedad de cargas científicas proporcionadas por la NASA y otras agencias espaciales, así como por empresas privadas. Entre la carga útil destacan cinco robots diseñados por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para desplazarse de manera autónoma por el suelo lunar. Estos dispositivos, que forman parte del proyecto Colmena, se encontrarán y se agruparán hasta llegar a formar una estructura con aspecto similar a un enjambre.
Esto se realizará para que los minirrobots se conecten eléctricamente entre sí, con el fin de ensamblar un panel solar para generar energía, lo que les permitirá llevar a cabo mediciones inéditas en la Luna, como por ejemplo de partículas de alta energía, viento solar y fotones ultravioleta, así como del regolito, el polvo lunar formado por el bombardeo de micrometeoritos durante 4.500 millones de años.
Según la Agencia Espacial Mexicana (AEM), los robots podrían llegar a su destino el próximo 23 de febrero. El organismo explicó también que el proyecto Colmena consta de siete fases.
Durante la sexta fase, los minirrobots estudiarán el regolito y realizarán maniobras para formar el panel solar. Posteriormente, estos dispositivos robóticos se apagarán por 14 días terrestres. En la última fase se contempla la posibilidad de que los robots se reactiven como un procedimiento adicional de prueba.
El vehículo de lanzamiento lleva una segunda carga útil, proporcionada por la empresa Celestis Memorial Spaceflights, consistente en restos humanos cremados. Esta situación fue criticada por la Nación Navaja, que solicitó a la NASA el retraso del lanzamiento de la misión.
Este rechazo radica en que este grupo indígena estadounidense, así como otros pueblos, consideran a la Luna como un objeto sagrado, por lo que enviar restos humanos al satélite puede considerarse como un acto de profanación.
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