El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, evaluó la situación de la seguridad en el país y en la región durante una visita a instalaciones de producción militar los días 8 y 9 de enero, y señaló que "ha llegado un momento histórico para ajustar la realidad de Corea del Sur".
"Nunca haremos unilateralmente un gran movimiento con fuerza abrumadora en la península coreana, pero no tenemos intención de evitar la guerra", afirmó el líder norcoreano, citado por la agencia de noticias estatal norcoreana KCNA.
También añadió que en caso de que Seúl recurra a la fuerza contra Corea del Norte, "no dudaremos en usar todos los medios y el poder a nuestra disposición para devastar completamente a Corea del Sur si se presenta tal oportunidad".
Además, Kim Jong-un tachó de "enemigos principales a los tipejos" de Corea del Sur, y añadió que "nuestra principal prioridad en las relaciones con países hostiles que fomentan una postura de confrontación y aumentan su poder militar es reforzar nuestra autodefensa y la disuasión de una guerra nuclear".
La publicación también informó que Kim Jong-un "esbozó las políticas revolucionarias que el sector militar-industrial debe desarrollar e implementar continuamente para completar con mayor rigor la preparación bélica del país".
Anteriormente, en medio de una escalada del conflicto fronterizo, funcionarios surcoreanos declararon que ya no existe entre las dos partes de la península una zona neutra o 'tampón' en la que estén prohibidos los ejercicios de artillería, tal y como estaba pautado en un acuerdo intercoreano de desescalada en 2018.