El conflicto con Hamás ha causado importantes daños a la economía israelí, paralizando prácticamente el turismo y reduciendo el gasto público. Entre otras cosas, el sector tecnológico, que había crecido rápidamente en la última década y es un motor clave de la economía del país, ha sufrido fuertes pérdidas.
"En estos días difíciles que atraviesa Israel, la guerra también está pasando factura a la economía israelí, que parece sumida en una grave crisis", declaró Uri Gabai, director general de Start-Up Nation Policy Institute (SNPI).
El reclutamiento de más de 350.000 reservistas en el Ejército y la evacuación de ciudades enteras dejó a muchas empresas sin la mano de obra que necesitaban y causó preocupación entre los inversores. Más del 80 % de las empresas israelíes de alta tecnología que participaron en una encuesta publicada por la Autoridad de Innovación de Israel (IIA, por sus siglas en inglés) afirmaron haberse visto afectadas por el actual conflicto.
El análisis de los datos trimestrales de SNPI muestra un descenso continuo de la inversión a partir del segundo trimestre de 2022, alcanzando un mínimo en el último trimestre de 2023 debido a la guerra.
La industria tecnológica israelí atrajo 7.300 millones de dólares en inversiones en el 2023, el año de la crisis, alrededor de un 60 % menos que el año anterior, muestran los datos del instituto. La cifra hizo retroceder cinco años al sector tecnológico israelí, situándolo en los niveles de 2018.
La economía del país hebreo crecía en torno al 3 % antes de los atentados del 7 de octubre, pero ahora se espera que se ralentice hasta un 1,5 % este año, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. De este modo, la institución prevé que el conflicto provoque una "desaceleración temporal pero pronunciada".