La renovación del cese al fuego bilateral acordado entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que vence el próximo 29 de enero, dependerá de que el grupo insurgente abandone definitivamente el camino de la violencia, afirmó este miércoles el presidente colombiano, Gustavo Petro.
"Eso depende también de ellos. Estamos hablando de una relación entre dos, como en los matrimonios, donde puede haber separación o puede haber un camino mucho más fructífero. Pero las conversaciones van a depender de la voluntad del ELN para abandonar la violencia de manera definitiva en su historia", sostuvo Petro desde Davos, en conversación con la agencia EFE.
"Se les pide abandonar el camino de la violencia. Dependerá de ellos. Nosotros estamos dispuestos a profundizar el camino de la paz, de la construcción regional democrática y, por tanto, del poder popular en las regiones de Colombia", añadió.
La respuesta del ELN
Sin alusiones explícitas, desde la Delegación del ELN que participa en las negociaciones de paz con el Ejecutivo respondieron a Petro con la publicación en X de los acuerdos alcanzados durante la última ronda de conversaciones, celebrada en la Ciudad de México en diciembre pasado.
A esto sumaron un recordatorio sobre el compromiso asumido por Bogotá en cuanto a "la creación de condiciones para la prórroga del cese al fuego y medidas frente al accionar de fuerzas paramilitares".
- Aunque las partes han reiterado que no pretenden dejar inconcluso el proceso de paz que iniciaron en Caracas a finales de 2022, el formato ha entrado en crisis varias veces, ora por declaraciones unilaterales, ora por el incumplimiento del cese al fuego bilateral, ora por la negativa del ELN de prescindir del secuestro como mecanismo de obtención de fondos.
- Sobre esto último, la guerrilla anunció que está dispuesta a poner fin a las retenciones con motivos económicos, aunque aún no ha precisado cuándo lo hará. Sus voceros han señalado que requieren mecanismos alternos de financiamiento porque, a diferencia de otros grupos irregulares armados que hacen vida en el país, no participan de las economías asociadas al narcotráfico.