El primer ministro jordano, Bisher Al-Khasawneh, llamó a Estados Unidos y otras potencias importantes a utilizar su influencia sobre Israel para poner fin a la "carnicería" en curso en la Franja de Gaza. Así lo afirmó el viernes en un evento en la Escuela de Economía de Londres, reporta Reuters.
El alto funcionario señaló que los bombardeos israelíes contra la Franja de Gaza cumplen con "todos los requisitos para ser considerados crímenes de guerra contra la humanidad". También subrayó que se necesita una fuerte diplomacia e influencia internacional para garantizar un alto el fuego.
"Se necesita liderazgo de nuestros amigos y socios estadounidenses, y de varias capitales del mundo, que puedan influir en el proceso de toma de decisiones en Israel, en términos genuinos para poner fin a esta carnicería", manifestó Bisher Al-Khasawneh.
El primer ministro añadió que la opinión pública en Occidente muestra su preocupación por la violencia y la presión que se está ejerciendo sobre el sistema internacional en cuestiones como la prestación de ayuda a zonas devastadas de la Franja de Gaza.
"Las principales potencias tienen no sólo una responsabilidad moral, sino también la obligación, en el contexto de la preservación del sistema internacional basado en normas, de decirle al actual gobierno israelí que esto tiene que parar", añadió. Al mismo tiempo, Bisher Al-Khasawneh admitió que aún hay esperanzas de que las cosas puedan "pasar más allá, de modo que rompan fundamentalmente este círculo vicioso de violencia y asesinatos".
Anteriormente, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, afirmó en Davos que Israel no podrá alcanzar una "auténtica seguridad" sin que haya una vía hacia la creación de un Estado palestino, e insistió en que tal medida podría contribuir a unificar el Oriente Próximo. Entre tanto, el presidente del país hebreo, Isaac Herzog, sostuvo que el pueblo israelí no es capaz de pensar en un proceso de paz con los palestinos en estos momentos.
- La respuesta israelí a los ataques de Hamás del 7 de octubre han dejado ya más de 24.000 palestinos muertos, entre ellos más de 10.000 niños.