En un intento por aumentar la presión sobre el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en busca de una paz duradera en Oriente Medio, la Unión Europea ha instado a sus países miembros a analizar posibles "consecuencias" para Tel Aviv si el jefe del Gobierno israelí sigue oponiéndose a la creación de un Estado palestino, según se desprende de un documento enviado a las capitales europeas en vísperas de la reunión de los ministros de Exteriores, al que ha tenido acceso Financial Times.
Las medidas que las naciones europeas podrían tomar contra el Gobierno israelí se abordarán en la reunión del 22 de enero, en medio del creciente malestar por la postura beligerante del país hebreo mientras el número de víctimas entre la población civil de Gaza va en aumento.
En el documento se sugiere que los Estados miembros de la UE "expongan las consecuencias que prevén ligar al compromiso o no compromiso" con su plan de paz propuesto, que incluye la creación de un Estado palestino y el reconocimiento mutuo de la soberanía, como se conoce a la solución biestatal que los líderes del bloque comunitario reiteran desde el inicio de las hostilidades el 7 de octubre.
No se menciona de qué consecuencias podría tratarse exactamente, pero el bloque comunitario aprovecharía ciertos ámbitos de influencia. Siendo uno de los principales proveedores de ayuda económica para los palestinos, la UE tiene un amplio acuerdo de cooperación con Israel que incluye una zona de libre comercio.
Algunos funcionarios han sugerido en privado que este acuerdo podría utilizarse para influir en Israel, reportó Reuters, aunque está por ver si los Estados miembros aprobarían esta idea, ya que Alemania, Austria, República Checa y Hungría son fieles aliados de Tel Aviv.
Se prevé que en la reunión del lunes de los cancilleres europeos en Bruselas, dedicada principalmente al conflicto en Oriente Medio, participen los ministros de Exteriores de Israel y de la Autoridad Nacional Palestina, Israel Katz y Riyad al Maliki, respectivamente, aunque por separado. Además, al encuentro asistirán los ministros de Exteriores de Arabia Saudita, Egipto y Jordania, así como el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit.
Esta semana, Netanyahu volvió a dejar clara su postura de que Israel debe tener el control total de la seguridad "sobre todo el territorio al oeste del río Jordán", lo que "es contrario a un Estado palestino". "Tras la eliminación de Hamás, Israel debe mantener el control total de la seguridad de la Franja de Gaza para garantizar que Gaza deje de suponer una amenaza para Israel, y esto entra en conflicto con la exigencia de soberanía palestina", indicaron desde su Oficina.
'Bibi', ¿el beneficiado?
A falta de claridad sobre el destino de los palestinos en el mapa de la política mundial y perspectivas reales del 'apartheid' con la ocupación militar israelí de Gaza bajo pretexto de la defensa de su seguridad nacional, incluso los legisladores estadounidenses con posturas proisraelíes —de ambos partidos— aparentemente van perdiendo su confianza en Netanyahu y su manejo de la guerra contra Hamás.
Tres legisladores comentaron a NBC News que cuestionan si Netanyahu tiene estrategia alguna para poner fin a la sangrienta guerra contra el enclave palestino, y sugirieron que el primer ministro israelí podría estar intentando prolongar las acciones bélicas deliberadamente para permanecer en el poder.
"Es realmente difícil defender a 'Bibi' [Netanyahu] o justificar su estrategia política en todo esto", afirmó un republicano de la Cámara de Representantes que se dedica a las cuestiones de seguridad nacional. "Desde un punto de vista personal, creo que le beneficia políticamente seguir involucrado en el conflicto, ya sea con Hezbolá o en Gaza. Cualquier tipo de alto el fuego o acuerdo de paz, esfuerzo de reconstrucción o salida le perjudica políticamente, y creo que eso influye en lo que está haciendo", sostuvo.
Un demócrata de la Cámara de Representantes comentó, a su vez, que Netanyahu es un "desastre" y expresó preocupaciones de que su campaña militar en Gaza podría derivar en una "guerra sin fin" con muchas más víctimas entre la población civil, pero en beneficio político del propio primer ministro, que se quedaría "sin trabajo" en el momento en que termine el conflicto.