EE.UU. intenta jugar sus cartas en África
Esta semana el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y la embajadora de EE.UU. ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, realizan sus giras por el continente africano, intentando demostrar el compromiso de Washington de profundizar las relaciones con la región.
"Apostamos todos por África"
En un discurso antes de su reunión con el primer ministro de Cabo Verde, Ulisses Correia e Silva, este lunes en el marco de su visita a cuatro países africanos, Blinken destacó la importancia de la región africana para EE.UU.
"EE.UU. se ha comprometido a profundizar, reforzar y ampliar sus asociaciones en África, asociaciones que benefician tanto a los africanos como a los estadounidenses. Como ha dicho el presidente Biden, apostamos por África", declaró Blinken. En este contexto, el secretario otra vez citó al mandatario norteamericano, Joe Biden, afirmando que el futuro, la prosperidad y los pueblos de la región y EE.UU. "están unidos".
Al mismo tiempo, el funcionario estadounidense indicó que "las voces africanas están dando forma, animando y liderando cada vez más el debate mundial". Además de Cabo Verde, que Blinken calificó de "socio extraordinario", el secretario visitará Costa de Marfil, Nigeria y Angola. La gira tiene como finalidad demostrar el compromiso del país norteamericano de profundizar en las relaciones con la región.
La gira africana del secretario de Estado coincidió con la visita de la embajadora de EE.UU. ante la ONU a Guinea-Bisáu, Sierra Leona y Liberia.
"El viaje de la embajadora Thomas-Greenfield impulsará los objetivos de la Administración Biden para África, reforzando los compromisos con la democracia, la capacitación de las mujeres y los jóvenes, el fomento de la paz y la seguridad regionales y la promoción de un desarrollo integrador y sostenible", se dice en el comunicado de la Misión de los EE.UU. ante las Naciones Unidas.
Contrarrestar la creciente influencia de China en la región
El viaje de Blinken se produce en medio de los intentos de las autoridades estadounidenses de ampliar su influencia en la región africana, amistosa para Rusia, que celebró otra cumbre Rusia-África el verano pasado, y China, que está invirtiendo en diversos proyectos de infraestructuras en todo el continente.
De acuerdo con Oge Onubogu, directora del programa para África del Wilson Center de Washington, en sus últimos viajes al continente se encontró con una incomprensión de la agenda estadounidense allí. Señaló que los proyectos de desarrollo económico realizados por China en África crearon "infraestructuras visibles que la gente puede ver y sentir".
"Pero no tienen muy claro qué está haciendo EE.UU.", dijo, indicando que las autoridades estadounidenses se esfuerzan por promover la democracia africana, además de condenar los golpes militares, como en Níger, mientras trabajaban con dirigentes autoritarios en otros lugares.
Al mismo tiempo, los analistas sostienen que mientras Rusia y China han reforzado sus relaciones con las naciones regionales en los últimos años, la Administración Biden parece haber dejado a África en un segundo plano debido a otros asuntos prioritarios, como el conflicto ucraniano, y ahora intenta arreglarlo.
En enero del año pasado, la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, también realizó una gira por el continente, visitando Senegal, Zambia y Sudáfrica, con el objetivo de "profundizar los lazos económicos entre EE.UU. y África". Entonces, manifestó que la cooperación de Washington con los países africanos "no es transaccional, no es para dar espectáculo y no es a corto plazo". Además, calificó la estrategia estadounidense hacia el continente de "mutuamente beneficiosa" y basada en "la transparencia, la buena gobernanza, la responsabilidad y la sostenibilidad medioambiental".
"Nunca han sido socios fiables para África"
Mientras tanto, el reconocido economista estadounidense Jeffrey Sachs afirmó recientemente que las naciones africanas deberían centrarse en desarrollar la cooperación con China, la India, los Estados árabes y los de Latinoamérica en vez de hacerlo con EE.UU. y Europa, que "nunca han sido socios fiables para África" por su "codicia, intereses propios y el legado colonial".
Según sus palabras, la ayuda financiera que los países occidentales proporcionan al continente africano es demasiado escasa e incapaz de mejorar la situación de modo significativo. Asimismo, en su opinión, dado el daño que le han hecho a lo largo de la historia, "esos países ricos deberían tributar en función de su responsabilidad histórica en el cambio climático y en los abusos del sistema mundial, como el robo de los recursos y los pecados del colonialismo, las operaciones de cambio de régimen, los asesinatos a políticos, como Lumumba, Gadafi, etc., por parte de las potencias estadounidense y europeas".