Tras el fracaso de la contraofensiva ucraniana, las fuerzas rusas siguen ampliando las zonas bajo su control a lo largo de toda la línea del frente, declaró este viernes el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú.
En enero, las fuerzas ucranianas acumularon más de 23.000 bajas, entre muertos y heridos, mientras que fueron destruidos más de 3.000 equipos bélicos, incluidos tanques Leopard, de fabricación alemana, así como lanzacohetes múltiples HIMARS y sistemas antiaéreos Patriot, ambos de origen estadounidense, precisó el ministro.
El mes pasado, las fuerzas rusas llevaron a cabo 127 ataques con armas de alta precisión contra instalaciones de la industria de defensa, arsenales, aeródromos militares y depósitos de combustible.
"Las fuerzas rusas siguen reduciendo metódicamente el potencial combativo del enemigo", dijo Shoigú en una reunión con la cúpula militar rusa.
Según explicó, para prevenir el desplome de su defensa, las autoridades ucranianas "lanzan al combate las últimas reservas restantes y se apresuran a realizar nuevas olas de movilización forzosa".
Mientras tanto, las fuerzas rusas mantienen la iniciativa estratégica y "siguen avanzando, amplían las zonas bajo su control y mejoran sus posiciones en la primera línea", indicó.