Más de 300 policías, tres helicópteros, drones y perros rastreadores trabajan desde hace tres días para capturar a los dos presos que se escaparon de una cárcel federal de máxima seguridad en Brasil, un hecho inédito en la historia del país.
La fuga de Rogério da Silva Mendonça, de 35 años, y Deibson Cabral Nascimento, de 33, miembros del Comando Vermelho, uno de los mayores grupos criminales del país, ocurrió el miércoles en la cárcel de Mossoró, en el estado de Rio Grande do Norte.
Se espera que este viernes se sumen a la búsqueda 25 miembros del Comando de Operaciones Tácticas (COT), una unidad de élite de la Policía Federal y otros siete agentes del Grupo de Respuesta Rápida (GRR).
El Ministro de Justicia y Seguridad Pública, Ricardo Lewandowski, dijo que cree que los fugitivos se encuentran cerca de la prisión, ya que hubo un robo de ropa y comida en una vivienda aledaña, y el hecho puede estar relacionado con el caso.
"Es una zona boscosa, una zona rural, y nos imaginamos que están escondidos todavía en esa región, porque en los vídeos de las cámaras no hemos identificado ningún vehículo que les recogiera cuando cruzaron los barrotes del penal", explicó.
La prensa local informó que vecinos de la zona vieron a los dos presos este viernes y que la Policía encontró unas huellas de pies, una camisa y una toalla, que creen que eran de ellos.
Por otro lado, Lewandowski destacó que algunas de las cámaras de vigilancia de la prisión "no funcionaban adecuadamente", por lo que se modernizará la infraestructura de seguridad de las cárceles federales y se establecerá un sistema de reconocimiento facial de todas las personas que ingresan en las unidades.
Las autoridades abrieron una investigación policial para investigar cualquier posible responsabilidad penal como, por ejemplo, una posible facilitación de la fuga.
La cárcel en obras
Según las primeras investigaciones, los presos escaparon por el techo de sus celdas, atravesaron tuberías y después salieron al patio, donde cortaron una valla y huyeron.
El centro penitenciario realiza reformas y las herramientas no estaban almacenadas correctamente, por lo que se piensa que los presos accedieron a alguna.
La cárcel de Mossoró fue inaugurada en 2009, tiene una extensión de 12.300 metros cuadrados y capacidad para 208 presos –cuyos movimientos son controlados en todo momento– en celdas individuales de siete metros cuadrados. La penitenciaría está en una zona aislada, a unos 15 kilómetros del centro de la ciudad.
El sistema federal, que cuenta también con los presidios de máxima seguridad de Brasilia, Porto Velho (norte), Cantanduvas (sur) y Campo Grande (centro-oeste), fue concebido con el objetivo de desarticular el crimen organizado, aislando a sus líderes más peligrosos.
Tras la fugas, el secretario de Políticas Penales del Ministerio de Justicia, André García, anunció la suspensión de las visitas en los penales federales y declaró que durante los próximos cinco días los presos permanecerán en sus celdas.