El presidente de Argentina, Javier Milei, presumió un histórico superávit fiscal como uno de sus primeros logros de Gobierno, pero las cifras comenzaron a ser cuestionadas por especialistas porque no se basan en una economía sana o en recuperación, sino en el drástico recorte del gasto público que afecta jubilaciones, políticas sociales y presupuestos provinciales.
"Los datos nos pusieron enormemente contentos", afirmó este lunes el vocero presidencial, Manuel Adorni, al celebrar los datos que dio a conocer el viernes pasado el Ministerio de Economía.
De acuerdo con el comunicado de la dependencia, el Gobierno registró durante enero un superávit financiero de 518.408 millones de pesos (619 millones de dólares), algo que no ocurría desde agosto de 2012, ya que desde entonces la economía del país sudamericano ha estado marcada por el déficit fiscal.
Los datos fueron festejados por el presidente y el ministro de Economía, Luis Caputo, con entusiastas posteos en las redes sociales, aunque de inmediato surgieron las críticas de especialistas que advirtieron que el superávit es resultado del recorte en programas de salud y educación y en la paralización de la obra públicas, entre otras medidas que agravan la pobreza.
"El déficit cero no se negocia, vamos a terminar con la destrucción de Argentina cueste lo que cueste ", insistió el vocero luego de que un periodista le señalara que el Gobierno está logrando ese superávit a costa de afectar jubilaciones y programas sociales fundamentales como la entrega de medicamentos oncológicos o de alimentos para comedores populares.
"Tenemos que entender que no podemos gastar más de lo que tenemos (…), el déficit fiscal te lleva indefectiblemente a emitir o a endeudarte, en este daño que se le ha hecho a la Argentina nosotros no vamos a participar", dijo Adorni.
"Sabemos que detrás de ese anuncio, que parece hasta frívolo, está un camino que estamos recorriendo, donde vamos a terminar con la inflación, vamos a generar crecimiento", añadió.
Análisis
"Superávit ficticio", "precario", "endeble", "regresivo", "insostenible" y "frágil" son algunos de los adjetivos con los que se ha calificado el informe del Gobierno que ha desatado una fuerte polémica.
El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Indesa), por ejemplo, publicó un informe en el que consideró "sugerente" que los datos oficiales reporten en enero un superávit financiero equivalente a 0,2 % del Producto Interno Bruto (PIB).
"Esto es que los ingresos superaron a los gastos, incluyendo dentro de ellos los intereses de la deuda pública. Este resultado, consistente con el planteo oficial, se logró gracias a una fuerte y generalizada reducción real del gasto público (salvo intereses). Dentro de esta reducción, la caída en el valor real del gasto en jubilaciones y pensiones es la más decisiva", precisó.
De esta forma, agregó, se consolida un "persistente y profundo deterioro" en el poder de gasto de las jubilaciones que, para febrero, tendrán el menor valor real de lo que va de este siglo.
"La estrategia de equilibrar las cuentas públicas en base a la licuación de jubilaciones es muy endeble (…) tiene un impacto muy regresivo y genera tensiones políticas (…) La principal conclusión es que el superávit de enero es positivo, pero muy precario", advirtió.
El portal La Política Online explicó, en tanto, que "no todo es tan color rosa" como lo quiere presentar el Gobierno.
"El margen superavitario se explica en parte por dos decisiones difíciles de sostener en el tiempo: la baja a casi cero de las transferencias a las provincias, situación que complica cada vez más la relación de los gobernadores con la Casa Rosada, y el corte de los pagos a las generadoras de energía, que en enero tenían que cobrar 413.000 millones (unos 493 millones de dólares) y cobraron cero. Casi el número del superávit", señaló.
Reacciones
El economista Nicolás Bertholet, miembro del Instituto Interdisciplinario de Economía Política, explicó que el desafío de las autoridades es ordenar las cuentas fiscales sin deteriorar el salario de los trabajadores estatales, los jubilados y los ahorristas.
"Eso sería un logro a destacar (pero) los logros del Gobierno en materia fiscal se basan en el cepo cambiario (controles a la compra y venta de dólar) y la tasa muy pero muy negativa. No hay que olvidarse de eso y ver qué pasa si a mitad de año se levanta el cepo. Hasta ahora está todo atado con alambres", advirtió.
Martín Polo, estratega en jefe de la consultora económica Cohen, añadió que, en el corto plazo, el anunciado superávit acarrea un costado negativo porque implica una fuerte caída del nivel de actividad económica, la "licuación" (pulverización) del ahorro y una tasa de pobreza en alza.
"El plan de estabilización sigue en pie, pero sin dudas que el gobierno deberá mejorar su capacidad de negociación y consenso para avanzar en reformas duraderas y salir de la urgencia (…) la contracción del gasto fue generalizada: se destacó la caída de casi el 40 % real en los gastos de jubilaciones", dijo.
La economista Marina Dal Poggetto, por su parte, coincidió con el resto de los analistas que señalaron que el superávit carece de un sostén político y de viabilidad a largo plazo, ya que el ajuste va a generar una mayor conflictividad social que podría obligar al Gobierno a modificar su programa económico.
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