Nicaragua conmemora el 90.º aniversario del asesinato del revolucionario y héroe nacional, Augusto Nicolás Calderón Sandino, quien lideró la resistencia contra la ocupación estadounidense del país centroamericano en el siglo pasado. En este sentido, se realizan celebraciones en su honor en todo el país.
Los actos de conmemoración del Tránsito a la Inmortalidad del general se han realizado en todo el país, pero la actividad principal se llevó a cabo en la capital, Managua, concretamente en el Centro de Convenciones Olof Palme. En el evento participaron el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y la vicepresidenta del país, Rosario Murillo.
Durante su intervención el líder nicaragüense destacó la importancia del legado de Sandino en relación con los desafíos mundiales actuales, rememorando las agresiones de EE.UU. en contra de su pueblo y en contra de otras naciones, entre ellos Palestina.
"Los imperialistas de la Tierra no han desaparecido. Más bien están cometiendo crímenes horrendos, como los que están cometiendo contra el pueblo palestino, día a día, a la vista y paciencia de los países que se dicen civilizados, los países europeos, cómplices de esos crímenes. Lanzan agresiones contra todos los pueblos, contra el pueblo nicaragüense, contra todos los pueblos del mundo", declaró Ortega. El líder agregó que a pesar de estas agresiones "los pueblos resisten, los pueblos no se rinden, los pueblos no se venden jamás".
Además, durante la actividad el presidente dio lectura al Manifiesto de San Albino, un documento histórico esencial para comprender los ideales y las razones profundas que llevaron a luchar a Sandino.
"Soy trabajador de la ciudad, artesano como se dice en este país, pero mi ideal campea en un amplio horizonte de internacionalismo, en el derecho de ser libre y de exigir justicia, aunque para alcanzar ese estado de perfección sea necesario derramar la propia y la ajena sangre. Que soy plebeyo dirán los oligarcas, o sea, las ocas del cenagal. No importa: mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y el nervio de la raza, los que hemos vivido postergados y a merced de los desvergonzados sicarios que ayudaron a incubar el delito de alta traición: los conservadores de Nicaragua que hirieron el corazón libre de la Patria y que nos perseguían encarnizadamente como si no fuéramos hijos de una misma nación".
Sandino, el guerrillero que desde las montañas obtuvo el apoyo de los campesinos formando un ejército para liberar a su nación, fue asesinado en 1934 por la Guardia Civil, dirigida en esa época por Anastasio Somoza García, después de años de lucha por la libertad de su pueblo. El defensor de la soberanía nicaragüense ha sido recordado y resaltado a nivel latinoamericano.