El perro de Biden atacó en al menos 24 ocasiones a agentes del Servicio Secreto

Los ataques tuvieron lugar en la Casa Blanca y en las propiedades que la familia Biden tiene en Wilmington, Rehoboth Beach, Camp David y Nantucket.

Commander, el perro de Joe Biden, atacó a los agentes del Servicio Secreto de EE.UU. que protegían al mandatario en al menos 24 ocasiones antes que en octubre de 2023 obligaran al pastor alemán a abandonar la Casa Blanca, informó este miércoles la CNN citando documentos internos de los Servicios Secretos estadounidenses (USSS).

Al respecto se elaboró un informe de 400 páginas, que recoge únicamente las agresiones sufridas por miembros del Servicio Secreto, aunque en algunos casos no se revelan datos sobre los agentes ni sus operaciones. Según el documento, los ataques contra integrantes de la división uniformada del Servicio Secreto, miembros del equipo de protección del presidente y otros agentes tuvieron lugar no solo en la Casa Blanca, sino también en las propiedades de la familia Biden en Wilmington, Rehoboth Beach, Camp David y Nantucket.

El comportamiento del perro afectó negativamente el trabajo de los agentes, que se veían obligados a "ser creativos para garantizar su propia seguridad personal". "Las recientes mordeduras de perro nos han desafiado a ajustar nuestras tácticas operativas cuando Commander está presente: por favor, dejen mucho espacio", escribió a su equipo un agente especial adjunto anónimo a cargo de la División de Protección Presidencial del Servicio Secreto en un correo electrónico de junio de 2023.

"Los incidentes relacionados con Commander se trataron como lesiones sufridas en el lugar de trabajo, y los eventos se documentaron de acuerdo con las directrices del Servicio Secreto y del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU.", comunicó al medio estadounidense Anthony Guglielmi, portavoz del USSS.

Al mandatario y a su esposa, Jill Biden, les preocupaban el comportamiento de su perro y los incidentes que ocasionaba, según una fuente cercana a la familia. "Tienen el corazón roto. Han pedido disculpas a los que han sido mordidos, a algunos les han llevado flores. Se sienten fatal. Commander era sobreprotector y, aunque intentaron solucionarlo, tuvieron que dejar que se fuera a vivir con otros miembros de la familia", destacó la fuente. Elizabeth Alexander, directora de comunicaciones de la primera dama, también señaló que la familia probó a adiestrar mejor a Commander, sujetarlo con correas, trabajar con veterinarios y consultar a especialistas en comportamiento animal, pero "el entorno de la Casa Blanca simplemente resultó ser demasiado" para el perro.