El presidente Nayib Bukele lleva semanas sacando pecho, pero esta vez no es por la impresionante reducción de la violencia en El Salvador, sino por la escalada en el precio del bitcóin.
La mayor criptomoneda del mundo es la principal apuesta económica del joven mandatario. Y también, según sus críticos, una de sus políticas más opacas.
El jueves, por ejemplo, dijo en las redes sociales que su gobierno transfirió "gran parte" los criptoactivos que posee el estado a una "billetera fría" –un dispositivo de almacenamiento de archivos sin conexión a internet– que quedará custodiada en "una bóveda física" en algún lugar del pequeño país centroamericano.
Sin dar más detalles, acompañó su mensaje con una imagen de la dirección de la billetera y la cantidad recibida: un total de 5.689 bitcóins, con un valor 406.607.655 dólares.
"Se le podría llamar nuestra primera hucha de bitcóins. No es mucho, pero es trabajo honesto", escribió el mandatario.
Vacas flacas
En varios mensajes colgados recientemente en sus redes sociales, aparece la foto de un esqueleto con la frase: "Still waiting (Todavía esperando)".
Es su forma de decir que todavía espera que analistas, expertos y periodistas se retracten por los dardos con malos augurios que le lanzaron desde que hace casi tres años, cuando convirtió a El Salvador en el primer país del mundo en adoptar el bitcóin como moneda de curso legal, junto al dólar.
En esa época, en junio de 2021, el bitcóin rondaba los 35.000 dólares y, tras un período de altibajos, se desplomó hasta los 16.000 en enero de 2023. Desde entonces, no dejó de dispararse, y en los últimos días alcanzó nuevos máximos históricos, al superar los 73.000 dólares por unidad.
"Cuando el precio de mercado de bitcóin era bajo, escribieron literalmente miles de artículos sobre nuestras supuestas pérdidas", apuntó Bukele.
Y continuó: "Es muy revelador que los autores de esos artículos de opinión, los 'analistas', los 'expertos', los 'periodistas', estén totalmente callados ahora".
El viento a favor
Bukele tiene ahora el viento a favor, pero en los meses de 'vacas flacas' era él quien guardaba silencio sobre el bitcóin. La criptomoneda estrella, además de ser la primera que se creó, es la que tiene de lejos la mayor capitalización de mercado.
Su precio se ha visto fuertemente impulsado por la entrada de los grandes fondos de inversión: en enero, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), el supervisor bursátil de EE.UU., autorizó la creación de fondos cotizados (ETF) vinculados al precio al contado del bitcóin.
A ello se suma la expectativa que genera la llegada de la próxima reducción del ritmo de creación de bitcoines, prevista para abril. Es lo que se conoce como 'halving', un fenómeno que se produce aproximadamente cada cuatro años, cuando los 'mineros' reciben la mitad de la recompensa por minar la moneda para menguar el número de unidades que entran en la red.
Históricamente, al tratarse de una moneda deflacionaria, el bitcóin se ha revalorizado mucho después de cada 'halving', y los expertos consideran que en esta ocasión no será diferente.
Falta de transparencia
Pero las críticas no son infundadas. La estrategia de Bukele con el bitcóin carece de transparencia y va sobrada de promesas incumplidas.
Tras varias grandes compras de bitcoines con las arcas del Estado, en noviembre de 2022, Bukele dijo que adquiriría una criptomoneda diaria. Sin embargo, no hay una rendición oficial de cuentas en las instituciones gubernamentales y lo único que se sabe de ello es a través de las publicaciones del mandatario salvadoreño en las redes sociales.
Según el sitio web nayibtracker.com, avalado por Bukele, El Salvador dispone este de miércoles de 2.864 bitcóins, por un valor de 194 millones de dólares, una cifra casi 60 % superior a lo que habría invertido el Estado. Esa cantidad, sin embargo, es la mitad de lo que, según su anuncio de este viernes, fue transferido a una billetera fría.
Una investigación del Proyecto de Información sobre Corrupción y el Crimen Organizado (OCCRP) revela el gobierno de Bukele habría desviado un préstamo de 200 millones del BCIE, el mayor banco de desarrollo de Centroamérica, destinado a apoyar a las pequeñas y medianas empresas durante la pandemia, para financiar "su plan fallido de convertir el bitcóin en moneda nacional".
Promesas incumplidas
Bukele también prometió construir 'Bitcóin City', un paraíso de las critpomonedas en la costa del pequeño país centroamericano, en las faldas del volcán Conchagua, que debía abastecer a la ciudad con su energía geotérmica, y muy útil ante el alto costo de 'minar' bitcoines.
Además, dijo que la construcción de la ciudad iba a financiarse con los Bonos Volcán, por 1.000 millones de dólares. Pero ni una cosa ni otra salieron, por ahora, del papel.
Para estimular el uso de bitcoines entre la población, el gobierno abrió una billetera digital llamada Chivo, con el equivalente a 30 dólares en la criptomoneda para cada ciudadano.
Pero hubo muchos denuncias de cuentas hackeadas para robar ese dinero. Cabe recordar que El Salvador usa desde 2001 el dólar, lo cual puede desincentivar el uso del activo digital.
Según una encuesta de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, el 85 % de la población no utilizó la criptomoneda en 2023. Además, solo un pequeño porcentaje de remesas que la gran diáspora salvadoreña manda, sobre todo desde EE.UU., y que son vitales para la economía del país, llegan en forma de bitcóin.
Esta semana, la Asamblea Nacional aprobó la eliminación del impuesto sobre la renta del 30 % para las transacciones monetarias de remesas e inversiones de capital extranjero, incluidas las que se hacen en la criptomoneda de curso oficial.
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