El Gobierno de Cuba convocó este lunes al encargado de Negocios de EE.UU. en la isla, Benjamin Ziff, para manifestarle el "firme rechazo a la conducta injerencista y los mensajes calumniosos" de Washington sobre los asuntos internos del país caribeño.
Mediante un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores informó que el viceministro Carlos Fernández de Cossío fue el encargado de entregar la nota formal de protesta al representante estadounidense, tras recordarle "los estándares mínimos de decencia y honestidad que se esperan de una misión diplomática en cualquier país y que la embajada de los Estados Unidos en Cuba se muestra incapaz de observar".
Del mismo modo, indica la cartera, "se enfatizó que esa oficina diplomática y su personal están obligados a comportarse conforme a las normas de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas".
Campaña orquestada desde el extranjero
El encuentro también sirvió para llamar la atención "sobre la responsabilidad directa del gobierno de los Estados Unidos ante la difícil situación económica por la que atraviesa Cuba en estos momentos y, en específico, ante las carencias y dificultades que enfrenta la población de manera cotidiana".
Estas dificultades, aclara el texto, se expresan en "la depresión e insuficiencia de abastecimientos y servicios esenciales, bajo el peso e impacto del bloqueo económico diseñado para destruir la capacidad económica del país".
De acuerdo con La Habana, la "guerra económica" desplegada por Washington para conseguir un cambio de régimen por la vía del levantamiento popular, "cuenta con una poderosa infraestructura tecnológica para explotar las redes digitales desde territorio estadounidense y con propósitos agresivos", a lo que se suma "la complicidad de importantes medios de comunicación de la gran prensa estadounidense e internacional" y personas que residen en el sur del estado estadounidense de Florida.
"Si el gobierno de los EE.UU. tuviera una preocupación mínima y honesta sobre el bienestar de la población cubana, sacaría a Cuba de la lista arbitraria de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo; pondría fin a la persecución de los suministros de combustible que requiere importar el país; dejaría de perseguir cada transacción financiera de Cuba en el mundo; pondría fin a la grosera persecución contra los programas de cooperación médica de Cuba en el mundo; dejaría de intimidar a empresarios, visitantes, artistas y toda persona que se sienta con el interés y el derecho de interactuar con el pueblo cubano", concluye el comunicado.
Tras la interposición formal del reclamo diplomático, desde la Casa Blanca negaron cualquier implicación con las protestas y tacharon la acusación de "absurda", aunque advirtieron que seguían "de cerca" la situación. "Las protestas de ayer en varias ciudades de Cuba reclamaban electricidad, alimentos y libertades fundamentales. Creo que lo que estamos viendo es reflejo de la grave situación en la isla", rezan parte de las declaraciones que ofreciera el portavoz adjunto principal del Departamento de Estado, Vedant Patel, citadas por la Embajada de EE.UU. en La Habana.
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