Un inmigrante africano, cuya deportación del Reino Unido fracasó en varias ocasiones, se declaró culpable de haber violado a una adolescente de 15 años. Tras confesar el crimen, el hombre, originario de la República del Congo, podría enfrentar la pena de cadena perpetua, informan medios británicos.
Anicet Mayela, de 40 años, llegó de manera ilegal al territorio británico en 2004, afirmando que en África su vida corría peligro. Poco después, tuvo lugar el primer intento de deportación, pero al asegurar que había sido herido en una celda de aislamiento en el Centro de Deportación de Inmigración de Colnbrook, ubicado cerca del aeropuerto de Heathrow, logró quedarse en Reino Unido.
Posteriormente, Mayela fue recluido en el centro de detención Campsfield House en Kidlington a la espera de un nuevo vuelo, programado para mayo de 2005, con destino a Brazzaville, la capital de la República del Congo. No obstante, la tripulación del avión de Air France se negó a despegar con él a bordo. Mayela les dijo que los encargados de la deportación le habían atado las piernas y lo habían esposado, rompiéndole una mano.
Un mes más tarde, obtuvo permiso para quedarse en territorio británico luego de que los abogados alegaran que su deportación iría en contra de sus derechos humanos. Mientras tanto, la Policía inició una investigación por una presunta agresión en su contra.
"Los inmigrantes no son criminales"
Mayela terminó por convertirse "en un modelo para los activistas contra la deportación después de utilizar las leyes de derechos humanos para luchar contra su regreso a la República del Congo", señala el artículo.
El hombre incluso participó en una protesta cuyo fin era conseguir el cierre del Campsfield House. Mayela se fotografió frente al centro de detención con un cartel que decía: "Los inmigrantes no son criminales".
Actualmente, se encuentra en prisión preventiva y será sentenciado el próximo mes.