El BBVA intenta por segunda vez comprar al banco Sabadell. La operación entre los dos grandes bancos españoles ya se intentó, sin éxito, en 2020, pero en esta ocasión parece que la fusión puede prosperar.
De ser así se convertiría en la segunda mayor entidad financiera de España y uno de los mayores de Europa, una operación que no es vista con simpatía por una parte del ámbito político.
Se cuestionan sobre todo dos aspectos: si la reconversión se llevará por delante otros buen puñado de puestos de trabajo, como ya sucedió en la última década con la concentración del sector; y cómo afectará a la competencia que el país se quede con tan solo 9 entidades bancarias, de las 55 que tenía en 2009.
Dos gigantes
En los cuatro años que han pasado desde el primer intento de fusión las cosas han cambiado, para bien, en estos dos gigantes. El Sabadell, de origen catalán, se vendería por cuatro veces más de lo que se negoció en plena pandemia, mientras que el BBVA está valorado en el triple que en aquel entonces.
La carta que el BBVA remitió el miércoles al consejo de administración del Sabadell tuvo un efecto inmediato, disparando las acciones de este último un 5,5 % en tan solo los cinco minutos posteriores a conocerse la noticia, según recogió la prensa económica.
La oferta de compra para los inversores es más que interesante: se ofrece pagar exclusivamente con acciones, con un canje de una acción de nueva emisión de BBVA por cada 4,83 acciones del Sabadell, que supondrá una prima del 30 % sobre el cierre del pasado 29 de abril. Tras la fusión, los accionistas de la entidad catalana tendrían un 16 % de participación de la entidad resultante.
El grupo que vería la luz estaría tasado en alrededor de 74.000 millones de euros. En la actualidad el BBVA valora a su 'presa' en 11.500 millones, cuando en 2020 ofreció tan solo 2.500. Actualmente, el valor en bolsa del BBVA es ligeramente superior a los 60.000 millones de euros, mientras que el del Sabadell ronda los 10.000 millones.
La entidad fusionada se convertiría en una de las mayores de Europa, con más de un billón de activos y más de 100 millones de clientes, lo que lo haría más competitivo y rentable, según BBVA. El comprador también señala el beneficio de que Sabadell tenga presencia en el Reino Unido, país donde el BBVA todavía no tiene plaza.
En resumen, nacería el segundo banco español (ahora son tercero y cuarto) por oficinas, crédito y depósitos, tan solo por detrás de CaixaBank y desbancando a Santander, y vería la luz uno de los 10 mayores bancos de la eurozona.
¿Riesgo sistémico?
Los bancos llevan años consiguiendo enormes beneficios, alimentados últimamente con el alza de tipos de interés del Banco Central Europeo. En los tres primeros meses de este año los seis grandes españoles (Bankinter, Sabadell, BBVA, Unicaja, Santander y Caixabank) ganaron más de 6.676 millones de euros, lo que supone alrededor de un 17 % más que en el mismo trimestre del año pasado, de acuerdo con la prensa local.
Mientras tanto, el mercado cada vez se va concentrando más, lo que supone que haya menos competencia. En el país cuatro entidades gestionan dos tercios de todos los depósitos bancarios.
El riesgo es claro. Por un lado, los usuarios puede que tengan acceso a productos más caros, a menor remuneración de sus ahorros -como ya está ocurriendo en comparación con otros países europeos- y a menos opciones para elegir.
Por otro lado, el escenario del sector lidia con actores de tales dimensiones que se puede cumplir el dicho de demasiado grande para dejarlos caer. Algo que ya se vio en la crisis financiera de 2008 que obligó al Estado español a acudir al rescate y a asumir deudas de este sector privado, que se estima que ya superan los 35.000 millones de euros.
¿Otra vez despidos masivos?
El BBVA tiene en España alrededor de 28.000 empleados, mientras que la plantilla del Sabadell asciende a la mitad de esa cifra. Aunque el BBVA afirmó el miércoles que no adoptaría "medidas traumáticas", se vislumbra que habrá duplicidad de puestos y coincidencia de sucursales en determinadas zonas.
Esto puede dar lugar a una reestructuración con cierre de oficinas y despidos de trabajadores. En la ultima fusión, la de Caixabank con Bankia en 2021, se perdieron alrededor de 6.000 empleos. Los que se pierdan ahora se sumarán a los 25.000 que ha perdido el sector en el último lustro.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dio la voz de alarma en este sentido el miércoles, asegurando que "España corre un riesgo de concentración bancaria, del que viene alertando la Comisión Europea". "Vemos con muchísima preocupación esta operación", señaló durante la manifestación por el 1 de Mayo.
Díaz aseguró que se producirá un expediente de regulación de empleo y que se empeorará la calidad de los servicios bancarios en un país donde ya hay exclusión financiera. "Estamos ante unas entidades financieras que están incrementando sus beneficios sin parar y que están empeorando la calidad de un servicio que es clave en democracia", dijo.
El mismo día, en una entrevista en Cadena Ser, la ministra también apunto "el altísimo riesgo de concentración bancaria" en una país que el que ha pasado del 40 al 70 %, en lo que denominó "casi un régimen de oligopolio".
La noticia que explotó esta semana llega en pleno proceso de negociación salarial con las plantillas de las entidades bancarias, después de la huelga del pasado 22 de marzo que secundó aproximadamente el 70 % de los trabajadores. La primera huelga en el sector en 40 años pedía mejoras laborales y salariales y puede encontrarse de cara con otro despido masivo.
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