Para el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, la atención de la crisis migratoria que vive la región, supone que EE.UU. abandone su política de "doble rasero" y destine fondos suficientes para atender el fenómeno, que a su parecer está motivado por la pobreza y otros problemas sociales que padecen los pueblos latinoamericanos y caribeños.
"Hay una doble moral, un doble rasero. En EE.UU., el Congreso autoriza dinero para la guerra y no destina recursos para apoyar a los pueblos pobres de América Latina y del Caribe, y de esta manera, enfrentar el fenómeno migratorio", sostuvo el mandatario en su conferencia matutina de este jueves, al ser preguntado por la prensa sobre su eventual responsabilidad en el deceso de migrantes que viajan en tráilers.
Desde su punto de vista, "los políticos estadounidenses, de los dos partidos, en vez de atender las causas, se dedican nada más a hacer politiquería, a utilizar el tema migratorio con propósitos electorales" y han hecho caso omiso de su propuesta, que supone que Washington otorgue unos 20.000 millones de dólares en América Latina y el Caribe para invertirlos en "el desarrollo".
En adenda, expuso que para "aminorar los flujos migratorios", se precisa de medidas adicionales como el levantamiento de todas las sanciones y bloqueos, la ampliación de las vías regulares de movilidad laboral y de recepción de migrantes por vías legales.
A esto sumó la eliminación de los muros y cierres de fronteras, combatir el narcotráfico y el consumo de drogas químicas, regular la venta y el tráfico de armas, y cooperación con respeto a la soberanía.
Sin avances significativos
"¿Ha aprobado [el presidente Joe Biden] un plan o ha presentado un plan al Congreso para apoyar a los pueblos de América Latina y el Caribe como lo hizo el presidente [John F.] Kennedy, que es lo que le he estado planteando, una alianza para el progreso? (…). Desde entonces, no ha habido nada de apoyo [de parte de la Casa Blanca]: toda la cooperación ha tenido que ver con lo militar, pero no con el desarrollo, no ha aportado nada", fustigó.
Pese a ello, el jefe de Estado mexicano aseguró que tiene "buena relación" con su par estadounidense, a quien reconoció que "no ha tomado ninguna decisión unilateral" y que le "ha dado un trato de iguales".
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