El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha mantenido este jueves un cara a cara con su homólogo de Cuba, Miguel Díaz-Canel, para abordar el desarrollo de las relaciones bilaterales entre ambas naciones en el ámbito diplomático, político y económico.
"Para nosotros esta visita, como las anteriores, a la Federación de Rusia siempre constituía una satisfacción y un momento de aprendizaje", declaró Díaz-Canel al iniciar su discurso y acto seguido entregó a Putin una carta de felicitación del general de Ejército Raúl Castro.
"Hoy ha sido un privilegio, se lo digo con toda la sinceridad, poder tener la oportunidad de estar junto a usted", continuó. "Es una fecha indudablemente importantísima para el pueblo ruso y para toda la humanidad [...] con el ideal que defendió la URSS en aquellos momentos, algo que tiene una enorme vigencia en los momentos actuales cuando se trata de descontextualizar la historia de los pueblos para poder lograr avanzar esa política hegemónica, imperial, cultural que lleva a cabo el Gobierno de EE.UU.", agregó.
Según Díaz-Canel, su país es blanco de una "política de máxima presión" por parte de Washington. Indicó que, al mismo tiempo, en el mundo existe una "intoxicación mediática de revolución cubana de la misma manera que se hace a Rusia". Además, destacó el "recrudecimiento del bloqueo estadounidense [contra Cuba] en los últimos cuatro años". Reiteró que Moscú "va a contar siempre con el apoyo" de La Habana.
En respuesta, Putin recordó que "los patriotas cubanos también participaron en la guerra contra el nazismo, lucharon en los frentes de la Gran Guerra Patria". "Lo recordamos, lo sabemos y siempre tendremos un gran respeto por aquellos que estuvieron junto a nuestros padres, bisabuelos, hombro a hombro luchando juntos contra el nazismo", dijo.
El presidente cubano, quien se encuentra de visita en Rusia desde el martes, asistió esta jornada al desfile militar en Moscú por el Día de la Victoria sobre la Alemania nazi y depositó flores en la Tumba del Soldado Desconocido, frente a la muralla del Kremlin, para honrar la memoria de los caídos en la Gran Guerra Patria (1941-1945), junto con los mandatarios de otras naciones.