El gigante bancario español BBVA anunció a primera hora de este jueves su intención de lanzar una oferta pública de adquisición del Banco Sabadell, lo que se conoce como OPA hostil toda vez que se lleva a cabo sin acuerdo entre las dos entidades y se dirige directamente a los inversores.
"El consejo de administración de BBVA ha presentado una oferta de compra a los accionistas de Banco Sabadell para que se puedan beneficiar de una propuesta excepcionalmente favorable", sostiene el BBVA en una nota de prensa.
El gigante bancario argumenta que la fusión logrará una reducción de gastos operativos de unos 850 millones de euros al año, previsiblemente gracias al cierre de oficinas y la reducción de la plantilla.
El anuncio llega tres días después de que el Consejo de Administración del Sabadell rechazara una operación similar, pero de carácter amistoso, alegando que el BBVA infravaloraba significativamente su entidad.
Sin embargo, el segundo banco español —tras el Santander— ha decidido continuar con la operación para tratar de absorber a Banco Sabadell, la cuarta entidad bancaria del país.
La nueva oferta es exactamente la misma que la anterior, pues no mejora las condiciones económicas propuestas la semana pasada.
Ahora serán los inversores quienes deberán decidir. El accionariado del Sabadell está muy fragmentado: un 52 % son inversores institucionales, mayoritariamente grandes fondos, mientras que el 48 % restante corresponde a inversores minoristas.
El BBVA condiciona su oferta a recibir el apoyo de al menos el 50,01 % del capital del Sabadell, momento en el que ejercerá su derecho a exigir la venta forzosa del resto de las acciones. Así, la clave se centra en 24 grandes accionistas que aglutinan el 46,62 % las acciones.
El Gobierno de España ya ha mostrado su rechazo a este movimiento por boca de miembros de los dos socios que lo componen, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Sumar.
Así, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha dicho esta mañana que rechaza la operación "tanto en la forma como en el fondo, por los efectos lesivos potenciales que pueden tener". Entre ellos ha aludido a que puede suponer "un elemento de inestabilidad, de incertidumbre y volatilidad adicional en el mercado".
Además, Cuerpo ha hecho hincapié en que supone un paso más en la concentración del mercado, puesto que si se lleva a cabo el 70 % de la cuota de mercado estaría en manos de las tres principales entidades, lo que puede tener efectos perjudiciales para los clientes y para la agenda gubernamental de inclusión financiera. "El Gobierno tiene la última palabra a la hora de autorizar la fusión", ha avisado.
Por su parte, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, líder de Sumar, ha asegurado que la operación "es contraria a los intereses" del país, porque "destruiría mucho empleo, provocaría exclusión financiera y más oligopolio".
Además de lograr el apoyo de al menos el 50,01 % del accionariado del Sabadell, la operación está condicionada a obtener el visto bueno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMV), así como de la Prudential Regulation Authority del Reino Unido, debido a la filial británica del Sabadell, el TSB.
La junta de accionistas del BBVA también tiene que aprobar la ampliación de capital para generar las nuevas acciones con las que se llevará a cabo el canje con el Sabadell, y se debe obtener el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE).
Si la operación sale adelante, se concretaría en un plazo aproximado de entre seis y ocho meses. Se trata de la primera operación de este tipo planteada en España en el sector bancario desde 1987.