La Agencia Espacial Europea (ESA) informó este jueves que un grupo internacional de astrónomos descubrió, mediante las observaciones obtenidas de los instrumentos a bordo del telescopio espacial James Webb, la fusión entre agujeros negros supermasivos más distante y antigua que se haya detectado hasta el momento.
Se encuentran en el centro de dos galaxias en fusión, que se ubican en el sistema ZS7, a unos 12.000 millones de años luz de la Tierra.
Los científicos han sugerido que los agujeros negros supermasivos, con masas millones de veces la del Sol, han influido en la evolución de las galaxias en las que están presentes. Sin embargo, desconocen cómo crecieron hasta volverse tan masivos en una etapa tan temprana del universo.
Agujeros supermasivos en el universo temprano
En un estudio, recientemente publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, se reportó que la colisión de los agujeros negros se produce en un momento en el que el universo tenía solo 740 millones de años, una fracción de su edad actual, que se estima en 13.800 millones de años.
De acuerdo con los investigadores, esta es la primera vez que este fenómeno se detecta en el universo temprano. "Nuestros hallazgos sugieren que la fusión es una ruta importante a través de la cual los agujeros negros pueden crecer rápidamente, incluso en el amanecer cósmico", indicó la astrónoma Hannah Ubler, quien recalcó que sus resultados también mostraron que estos objetos "han estado dando forma a la evolución de las galaxias desde el principio".
Los especialistas determinaron que uno de los agujeros negros supermasivos involucrados en la fusión tiene una masa de alrededor de 50 millones de soles. A pesar de que se piensa que el segundo tiene una masa similar, el científico Roberto Maiolino señaló que este parámetro no pudo ser confirmado de manera precisa, debido al denso gas que lo rodea.
Por otro lado, los astrónomos subrayaron que una vez que los agujeros negros se fusionen por completo provocarán que el espacio vibre por el efecto de las ondas gravitacionales que se generen. Según el portal Space.com, estas pequeñas ondas se propagarán a la velocidad de la luz.
Asimismo, mencionaron que este evento será detectado por los próximos observatorios de ondas gravitaciones, como la misión LISA de la ESA y la NASA, que estará conformada por tres sondas espaciales. Se espera que la misión sea lanzada en el 2035.
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