Un equipo internacional de científicos ha logrado la reconstrucción facial forense del rostro del faraón Amenofis III, abuelo del famoso Tutankamón, y que gobernó Egipto en el siglo XIV a. C., protagonizando uno de los reinados más prósperos de su historia. Se trata del primer intento científico de mostrar cómo era.
Después de casi 3.400 años de la muerte del noveno monarca de la dinastía XVIII, los expertos tomaron datos de su momia y con ayuda del brasileño Cícero Moraes, especializado en reconstrucción digital 3D, lograron una aproximación forense facial, explica la agencia noticiosa independiente Pen News.
A pesar de su reputación e importancia, nunca se había intentado una reconstrucción a este nivel de su rostro. Inicialmente se recreó digitalmente el cráneo del faraón y luego, utilizando información adicional de muestras de individuos vivos, se hizo un cálculo de las probables dimensiones y localización de su nariz, oreja, ojos y labios. "Basándonos en el conocimiento histórico, Amenofis III tenía una apariencia robusta, por lo que utilizamos datos de individuos con un alto índice de masa corporal", precisó al medio Moraes.
El diseñador asegura que, en comparación con otras en las que ha participado, esta aproximación facial "fue la más completa" hecha de un faraón y la primera de Amenofis III. "Quedamos asombrados con el resultado final; ver un busto completo con estos colores y la serenidad facial es bastante satisfactorio. Es nuestro regalo para todos aquellos que aprecian la historia", continuó.
Muy distinto a sus estatuas
El arqueólogo Michael Habicht, de la Universidad de Flinders, en Australia, quien participó en la investigación, señala que el resultado muestra un "rostro plácido para un hombre que promovió la paz y vivió en una época de mayor prosperidad económica". Por otro lado, comenta que Amenofis III "bien pudo haber sido uno de los hombres más ricos que jamás haya existido, al menos en su época", y que es uno de los faraones con más estatuas que cualquier otro que han logrado resistir el paso del tiempo. En este sentido, aclara que se veía bastante diferente a como fue representado en sus efigies.
Según explica, investigaciones realizadas en 1970 lo describen como un hombre "obeso, enfermo y sedentario, casi calvo, que padecía problemas dentales en los últimos años de su vida". "Aunque fue uno de los reyes verdaderamente grandes de Egipto, su altura aproximada era de 1,56 m, lo que lo convierte en uno de los reyes más pequeños que conocemos, por su momia conservada", detalla.
Venerado como un 'dios viviente', el legendario faraón fue uno de los más grandes en vida y consideraba que Amón, dios egipcio de la creación, era su verdadero padre. De ahí que su nombre signifique 'Amón está satisfecho'. Se cree que murió entre los 40 y los 50 años y, según Habicht, es "difícil" saber la causa de su muerte analizando los restos disponibles. "Se especula que la momia de Amenofis III pudo haber estado completamente cubierta con pan de oro, por lo que debió parecer la estatua de un dios", dijo.
Habicht, Moraes y sus colegas, Elena Varotto, de la Universidad de Flinders, y Francesco Galassi, de la Universidad de Lodz (Polonia), planean publicar sus hallazgos próximamente en una revista científica.
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