El periódico decano de Israel, Haaretz, publicó esta semana dos artículos que ponen en tela de juicio la naturaleza democrática del sistema del país.
El primero, escrito por Jonathan Pollak, veterano activista antisionista israelí, fue publicado el miércoles con el titular: "La causa de detención de Israel: ..." y el resto de la frase censurado con recuadros negros.
El artículo pone el foco en el denominado sistema de "detención administrativa", en virtud del cual las fuerzas israelíes retienen indefinidamente a palestinos sin cargos ni garantías procesales.
La razón de censurar el texto con recuadros negros es que, de acuerdo a una orden de no divulgación, los medios de comunicación no están autorizados a hablar de la medida. Siempre que el autor hacía referencia a declaraciones policiales o a cualquier detalle relacionado con un juicio o cargos indeterminados, esas partes se ocultaban bajo recuadros negros.
El conocido periodista y ganador de un premio Pulitzer Glenn Greenwald criticó la situación en la que se encuentra uno de los principales periódicos del país y la comparó con Ucrania.
"Es muy indicativo de un país democrático robusto cuando uno de sus principales periódicos se ve obligado a redactar sus propios informes con barras negras, porque la historia describe los abusos y la anarquía de la brutal detención de árabes en Cisjordania por parte de Israel, y eso no está permitido", manifestó.
"Es como oír constantemente que estamos protegiendo la democracia en Ucrania cuando –incluso antes de la invasión rusa– Zelenski cerró canales de televisión y periódicos de la oposición, y desde entonces ha intensificado la censura y suspendido las elecciones", señaló Greenwald.
Sufrir las consecuencias y conocer las salas de interrogatorio
El segundo artículo apareció el jueves. Escrito por Gur Megiddo, aborda la exclusiva publicada esta semana por +972 Magazine y Local Call y The Guardian que reveló cómo Israel intentó durante años obstruir las investigaciones de la Corte Penal Internacional de la Haya sobre sus acciones en los territorios palestinos.
El autor del artículo desvela que Haaretz se disponía hace dos años a informar sobre las presiones de Tel Aviv a la corte de la ONU, pero no lo hizo tras recibir presiones de dirigentes del país.
Según reveló Megiddo, en vísperas de la fecha de publicación prevista, el fiscal se puso en contacto con él y le invitó a una entrevista. Durante la conversación, fue advertido de que, si publicaba la historia, iba a sufrir las consecuencias y a conocer las salas de interrogatorio de los servicios de seguridad israelíes desde dentro.
"Dos años después, el intento de silenciamiento del Gobierno ha resultado ser una doble locura. En lugar de salir a la luz en un periódico israelí, la investigación ha aparecido ahora en un periódico de tirada mundial. En lugar de enfrentarse a la historia en tiempos de paz, ahora debe hacerlo en plena guerra", lamentó el periodista.