Santiago Paredes, denunciante de Boeing y quien trabajó más de una década como inspector en el fabricante de aeroestructuras Spirit Aerosystems —principal proveedor de la multinacional estadounidense— afirmó que los aviones la compañía aeroespacial son "una bomba de tiempo".
En declaraciones a New York Post, Paredes aseguró que encontraba cientos de defectos en la línea de producción cuando empezó a trabajar en Spirit Aerosystems en 2010.
"Yo estaba al final de la línea de producción y se suponía que tenía que ver el producto terminado antes de que lo enviaran a Boeing", pero lo único que veía eran "piezas que faltaban, piezas incompletas, bastidores que tenían abrazaderas provisionales sin sujetadores, abolladuras en las piezas, piezas dañadas, remaches cortados", relató. "Todo lo que veía era como una bomba de tiempo", aseveró.
Asimismo, indicó que sus jefes le presionaban para que evitara escribir en los informes sobre los defectos descubiertos para no retrasar las entregas de las piezas a Boeing. "Siempre decían que no tenían tiempo para corregir los errores", apuntó.
Otro denunciante de Boeing, Roy Irvin, quien trabajó como inspector de control de calidad de los aviones 787 Dreamliner, afirmó que casi todos los días encontraba graves problemas de seguridad y calidad en las aeronaves que supuestamente ya estaban listas para entrar en servicio. Entre esos defectos mencionó la falta de dispositivos de seguridad en el 'hardware', lo cual —dijo— podría impedir al piloto controlar el avión.