Tras la debacle de las elecciones al Parlamento europeo, este lunes la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo de España, Yolanda Díaz, ha anunciado que abandona todos sus cargos orgánicos en Sumar, la formación con la que se presentó a las elecciones generales de julio del año pasado y que integra el Gobierno de coalición junto al Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
A través de una comparecencia ante los medios, Díaz ha asumido la responsabilidad de los malos resultados de su formación, que ha obtenido tan solo tres diputados al Europarlamento, con el 4,65 % de los votos.
"La ciudadanía ha hablado y yo voy a hacerme cargo. Por ese motivo he decidido dejar mi cargo como coordinadora de Sumar", ha explicado la ministra, sosteniendo la necesidad de abrir un debate colectivo en el seno de Sumar y de las organizaciones que la integran. "Es necesario dar un paso al lado para dar un paso adelante en la política que importa a la gente", argüía.
Díaz mantendrá su cargo de ministra y de vicepresidenta del Gobierno que lidera el presidente Pedro Sánchez, y también continuará siendo la presidenta del grupo parlamentario de Sumar, que tiene actualmente 27 diputados en el Congreso.
La decisión llega tan solo unos meses después de que obtuviera el respaldo de su plataforma política para convertirse en coordinadora general y después de los decepcionantes resultados electorales de este domingo.
Las últimas tensiones explotaron durante la conformación de las listas para las elecciones europeas, sobre todo con Izquierda Unida (IU), el único partido con implantación estatal que forma parte de la coalición Sumar. Relegó a su principal candidato a la cuarta posición, lo que ha supuesto que IU haya quedado fuera del Europarlamento por primera vez en su historia al no obtenerse ese cuarto escaño.
Además, este resultado supone llover sobre mojado, después de que una fuerza con cinco ministros en el Gobierno no consiguiera entrar en el Parlamento regional de Galicia en los comicios de febrero y obtuvieran malos resultados en el País Vasco en abril y en Cataluña en mayo.
Lucha cainita en la izquierda
La historia de los últimos años de las fuerzas a la izquierda del PSOE es la de una especie de lucha cainita por dominar el espacio, que se empezó a descomponer cuando Pablo Iglesias abandonó la dirección de Unidas Podemos, la confluencia de Podemos con Izquierda Unida.
Fue Iglesias quien designó como sucesora a Díaz. Sin embargo, enseguida empezaron las desavenencias. La ministra de Trabajo se empeñó en la creación de Sumar, un paraguas que pretendía aglutinar a una multitud de formaciones con una sensibilidad afín, pero que desde el principio chocó con Podemos, reacio a perder su autonomía.
Así se llegó a las elecciones generales de julio del año pasado, cuando Podemos aceptó concurrir a los comicios integrado en Sumar. Sin embargo, tan solo unos meses después sus cuatro diputados abandonaban el grupo parlamentario de Sumar para pasar a integrar el grupo mixto.
Desde entonces se ha vivido un agrio enfrentamiento entre Sumar y Podemos, ambos aspirantes a capitalizar la mayoría de lo que se conoce como izquierda transformadora. Algo que finalmente no han perdonado los electores, que han asistido a la desintegración del espacio por enésima vez.
Si Unidas Podemos cosechó en las europeas de 2019 algo más del 10 % de los votos, en esta ocasión el conjunto de Sumar y Podemos ni siquiera ha llegado al 8 %.
La dimisión de Yolanda Díaz de sus cargos orgánicos; las fuertes críticas provenientes de IU; el llamado a la reflexión de Más País -otro de los integrantes de Sumar-; los aires de alegría en Podemos, a pesar de haber logrado tan solo 2 escaños; y las discrepancias entre otros partidos minoritarios del espacio, dejan más que abierta la incógnita sobre el futuro.
Ahora no está claro si otra persona recogerá las riendas de Sumar, si habrá un nuevo intento de integrar todas las piezas de nuevo apelando a la tan manida unidad de la izquierda o si hay alguna otra solución alternativa para este rompecabezas.
Cuando irrumpió Podemos hubo un momento en que las encuestas llegaron a pronosticar el 'sorpasso' (adelantamiento) al PSOE y se celebró por muchos el fin del bipartidismo -Partido Popular y PSOE- en el país. Sin embargo, los últimos resultados electorales vuelven a dar aire a los socialistas, que se ven hegemónicos en la izquierda, mientras que las fuerzas más progresistas parecen quedar relegadas a la irrelevancia.