Un grupo de investigadores de instituciones científicas de EE.UU. encontró evidencia que sugiere que nuestro sistema pudo haber chocado con una densa nube interestelar hace unos dos millones de años, mientras atravesaba la Vía Láctea, lo que pudo haber alterado tanto el clima como la evolución en la Tierra, informó esta semana la Universidad de Boston.
El sistema solar está envuelto en un escudo protector de plasma, la heliosfera, que está formada por un flujo constante de partículas cargadas, denominado 'viento solar', proveniente de la atmósfera más externa del Sol. Dentro de la heliosfera, los planetas están protegidos de la radiación gamma de nuestra galaxia.
Esta 'burbuja gigante' protege la superficie de la Tierra contra la radiación cósmica, la cual podría afectar el ADN de los seres vivos. De acuerdo con Space.com, algunos científicos piensan que este blindaje fue fundamental para el surgimiento y la evolución de la vida en nuestro planeta.
Un encuentro entre el Sol y "algo fuera del sistema solar"
En una nueva investigación publicada en la revista Nature Astronomy se reportó evidencia que sugiere que una de las nubes frías del sistema de la Cinta Local, ubicada en la constelación de Lince, pudo haber chocado con la heliosfera, interfiriendo con el viento solar. Esto provocó que este escudo protector se redujera hasta el punto que tanto la Tierra como otros planetas quedaron expuestos a la radiación cósmica durante 10.000 años.
Los investigadores llegaron a esta conclusión después de que se mapeara la ubicación de la nube fría en el medio interestelar, que es el gran espacio entre los sistemas estelares, así como la trayectoria que realizó nuestra estrella a través de la Vía Láctea hace dos millones de años. "Este artículo es el primero en mostrar cuantitativamente que hubo un encuentro entre el Sol y algo fuera del sistema solar que habría afectado el clima de la Tierra", indicó el científico Merav Opher.
Un aumento en los isótopos radiactivos
Según Opher, es posible que el encuentro entre la heliosfera y la nube fría, que estaba compuesta principalmente de hidrógeno, coincida con el aumento de los isótopos radiactivos plutonio-244 y hierro-60 en el hielo antártico, los núcleos de océanos profundos y muestras lunares. Asimismo, estos elementos contenidos en las nubes interestelares, que se originaron en supernovas distantes, probablemente fueron depositados en nuestro planeta mientras estaba fuera de la heliosfera.
"La indicación de un aumento de estos elementos hace unos 2 o 3 millones de años nos proporciona pruebas convincentes de que, efectivamente, el Sol cruzó esa nube hace unos 2 millones de años", señaló Opher, quien recalcó que la Tierra y su clima sufrieron "un impacto sustancial" por "la exposición a las frías nubes interestelares medianas", así como por el incremento de hidrógeno en la atmósfera y la radiación.
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