Un artículo sobre el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, del periodista estadounidense Jon Lee Anderson y publicado en la revista The New Yorker el pasado lunes, sigue causando polémica al interior del Gobierno del país suramericano.
Este miércoles, la ministra de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador, Gabriela Sommerfeld, aseguró que el objetivo del artículo "era causar daño".
En el texto se plasmó, entre otras cosas, opiniones de Noboa sobre algunos pares de la región. Por ejemplo, se indicó que Noboa considera que el mandatario latinoamericano con el que se siente más alineado es con el brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva.
Entretanto, el presidente ecuatoriano ve a Gustavo Petro, de Colombia, como "un snob izquierdista" y que "es inteligente, pero no logra hacer nada"; a Nayib Bukele, de El Salvador, como "arrogante" y que "solo busca controlar el poder para sí mismo y hacer rica a su familia"; y de Javier Milei, de Argentina, dijo que parece "muy engreído" y no sabe "por qué piensa que es tan genial".
Al respecto, Sommerfeld, en entrevista con Radio Centro, señaló que las citas del mandatario en el artículo "se han sacado de contexto".
La ministra informó que el martes en la mañana hablaron con cancilleres de algunos de los países a los que se hizo alusión en el texto. "Y se entendió que sin duda alguna el objetivo del artículo era causar daño y romper relaciones que, por cierto y por demás, son muy buenas en este momento con los diferentes países que se mencionaron", enfatizó.
Sommerfeld agregó que en el artículo "sarcásticamente se habla de toda la gestión que se ha hecho en el Ecuador, no solamente por parte del Gobierno, liderado por el presidente Noboa, sino por parte del esfuerzo de todos los ecuatorianos".
En ese artículo de The New Yorker, que fue escrito luego de que el periodista estadounidense pasara varias semanas con Noboa viajando por Ecuador, también se publicaron otras cosas insólitas, como un presunto intento de asesinar al mandatario, su idea de construir una cárcel en la Antártida, así como su confesión de que la opción de asaltar la embajada de México en Quito, donde fue capturado el exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, siempre estuvo en su cabeza.