Hungría ha asumido este lunes su segunda presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea, tomando el relevo de Bélgica. Hasta el 31 de diciembre, ante el Gobierno de Viktor Orbán, estarán las importantes tareas de mejorar la competitividad del bloque comunitario, reforzar su política de defensa, contener la inmigración ilegal, promover una política agrícola orientada a los agricultores europeos y abordar los retos demográficos, entre otras cosas.
La sucesión de la presidencia de la UE transcurre en medio de la disputa entre el primer ministro húngaro y los líderes de las instituciones europeas, que temen que Orbán ralentice drásticamente la discusión de varios proyectos que generaron polémica, como el suministro de armas a Kiev, el proceso de la admisión de Ucrania al bloque o el pacto migratorio.
En sus declaraciones previas, Orbán ya hizo constar que Europa "está en crisis" y "se ve cada vez más arrastrada a una guerra en la que el continente no tiene nada que ganar y todo que perder", al tiempo que "la Unión Europea está en declive" debido a la política de la élite comunitaria.
La presidencia de Hungría inicia bajo el ambicioso lema "Hagamos a Europa grande de nuevo", y para cambiar la política del bloque, Orbán pretende formar un nuevo grupo parlamentario.
La nueva alianza, presentada con el nombre de Patriotas por Europa, estaría formada por el Partido de la Libertad de Austria (FPO), de derecha, y el Movimiento Acción de Ciudadanos Insatisfechos (ANO), del ex jefe de Gobierno checo Andrej Babis. El partido de derecha portugués Chega! expresó también su intención de unirse.