"Era nuestro profesor, nuestro jefe, nuestro compañero de trabajo, nuestro colega. Y nuestro acosador".
Así definieron este martes decenas de mujeres a Pedro Brieger, uno de los analistas de política internacional más importantes de América Latina, que ahora protagoniza uno de los escándalos de acoso sexual más graves revelados en Argentina.
Las víctimas ofrecieron una rueda de prensa en el Senado acompañadas por legisladoras y activistas feministas en la que dieron a conocer 19 historias de agresiones sexuales cometidas por Brieger a lo largo de 30 años en contra de estudiantes, vecinas y periodistas.
"Tuvimos que abandonar nuestras tesis, mudarnos, renunciamos a trabajos, dejamos de ir a conferencias con el único fin de no volver a verlo. Él, en cambio, viajó, recibió premios, entrevistó a líderes, logró prestigio internacional", advirtió la periodista Agustina Kämpfer, quien en 2010 lo denunció durante un programa de televisión.
Pero nadie le hizo caso. Todavía no estallaban los movimientos de mujeres que años más tarde unieron fuerzas en varios países para denunciar a los acosadores y abusadores seriales, como ya lo hicieron las argentinas en diciembre 2018, con el caso de Juan Darthés, el actor que abusó de la actriz Thelma Fardín cuando era menor de edad.
"Lamentablemente nadie quiso escucharnos antes aunque lo avisamos. Lo contamos a jefes, a compañeros de trabajo, de la facultad. Hoy, en cambio, estamos respaldados por un interés de reparación genuino. Ustedes necesitan saber. Nosotras necesitamos hablar", agregó Kämpfer.
Testimonios
Entonces comenzaron a escucharse una a una las voces de las víctimas que estaban presentes y que dejaron en claro el modus operandi de Brieger, quien exhibía sus genitales y se masturbaba delante de mujeres que no lo consentían.
También establecía conversaciones sexuales en contextos laborales y humillaba a colegas que acosaba en lugares en donde no podían pedir ayuda, ya fueran habitaciones de hotel, ascensores, pasillos, camarines, salas vacías.
El común denominador es que, cuando las víctimas contaron los acosos ante sus compañeros, nadie quiso ayudarlas. Las descalificaban. No les creían.
"Nuestros cuerpos recuerdan sus manos acercándose a nuestras partes íntimas; el miedo ante su repentina desnudez cuando estuvimos a solas con él", "Me llevó años entender que era un perverso", fueron algunas de las frases que retumbaron en el salón del Senado.
"De la nada se me tiró encima para besarme, perdí el sueño, plata y empecé a tener ataques de pánico", "Sentí una mano que subía por la espalda debajo del suéter", "Comenzó a preguntarme si me masturbaba, que estaba seguro de que mi novio no me satisfacía", "Cuando me tocó una pierna debajo de la mesa me convertí en un ser inmóvil", agregaron otros testimonios.
"Siento en los huesos la humillación de no haber podido frenarlo, siempre me lo encontraba en las embajadas. Él ganaba premios y cada vez tenía más poder", "Había una relación de poder asimétrico, él ofrecía y quitaba empleos", relataron otras de las presentes.
Reparación
La periodista Nancy Pazos explicó que la intención de las víctimas no es punitivista, es decir, interponer denuncias penales ya que la Justicia ni siquiera está preparada para estos casos. La principal reparación que exigen es que el periodista reconozca el daño que cometió y pida perdón.
"Consideramos imprescindible que Pedro Brieger pida disculpas públicas a todas las afectadas. Nuestro objetivo y compromiso es organizarnos y abrazarnos hasta lograrlo. Sería un cambio de paradigma porque no es necesario judicializar", explicó.
Por otra parte, agregó, las agredidas piden que los medios de comunicación y las universidades en los que trabajó Brieger hasta la semana pasada, cuando estallaron las denuncias, realicen campañas de prevención y erradicación del acoso.
Inicio del escándalo público
El escándalo comenzó el pasado 23 de junio, cuando el periodista Alejandro Alfie publicó las primeras historias en X. Se trataba de cinco mujeres que habían sido acosadas. Hoy ya son 19.
Brieger no ha hablado públicamente en estos nueve días. Antes, se limitó a negar las imputaciones y amenazar con denuncias.
"Lo que planteás de ninguna manera ocurrió. Mi vida fue, es y será pública, soy periodista (…). Entiendo que tengan que desviar la información hacia cualquier barbaridad para tapar la inseguridad y la economía del gobierno. Te adelanto que de persistir en la difamación, tendré que recurrir a un abogado", le advirtió a Alfie.