Funcionarios del Departamento del Tesoro de EE.UU. han propuesto nuevas medidas contra el sector petrolero de Rusia para recuperar el mermado efecto de las sanciones occidentales impuestas a los suministros del crudo ruso.
Las propuestas apuntan a una flotilla de anticuados buques cisterna rusos. Sin embargo, los asesores económicos de la Administración Biden no se apresuran a aprobarlas por miedo a los efectos negativos que estas medidas puedan tener en el mercado, y, en consecuencia, en los precios de la gasolina para el consumidor estadounidense.
De cara a las elecciones de noviembre, es la campaña del presidente Joe Biden lo que está en juego, escribe The New York Times.
EE.UU. y sus aliados impusieron en 2022, mediante compañías navieras y aseguradoras marítimas, un límite de 60 dólares por barril a los precios del crudo ruso, a unos 25 dólares por debajo del nivel internacional. La medida fue ideada para sofocar las capacidades económicas de Moscú en relación con su operación militar en Ucrania sin reducir la oferta del mercado.
Los funcionarios del Tesoro quieren ir más allá y apuntan a la así llamada flota en la sombra rusa, aspirando a restringir sus ventas. En este sentido, incluso han elaborado y difundido en privado un análisis económico en el que se sostiene que es poco probable que las sanciones expulsen el crudo ruso del mercado si no obligan a Moscú a vender su petróleo con grandes descuentos.
No obstante, por ahora, "las sanciones propuestas sobre la flota rusa en la sombra siguen bajo consideración y no son inminentes", indica el medio citando varias fuentes familiarizadas con el asunto.