La directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, Kimberly Cheatle, ha declarado que no planea presentar su renuncia tras el intento de asesinato a Donald Trump.
Entrevistada por ABC News, Cheatle subrayó este lunes que eran las autoridades locales las encargadas de garantizar la seguridad en el edificio del que el tirador realizó los disparos antes de ser abatido por un agente del Servicio Secreto, y que la Policía local estaba dentro de aquel edificio cuando el tirador se encontraba en el techo.
"En este caso particular, compartimos soporte para aquel lugar en concreto y el Servicio Secreto se encargó del perímetro interior", explicó. "Y luego pedimos asistencia a nuestros homólogos locales para el perímetro exterior. Estaba la Policía local en aquel edificio, estaba la Policía local en la zona que se encargaba del perímetro exterior del edificio", aclaró.
Cheatle también agregó que el agente del Servicio Secreto que abatió al tirador tomó la decisión "en una fracción de segundo" y que el pueblo estadounidense debería confiar en la capacidad de la entidad de proteger tanto al actual mandatario como al expresidente.
"Obviamente, fue una situación que nadie en calidad de agente del Servicio Secreto quiere que jamás ocurra en su carrera", reconoció Cheatle, quien señaló que "fue un periodo de tiempo muy corto" entre el momento en que los agentes vieron al agresor y lo identificaron como potencialmente sospechoso y en que abrió fuego. "Buscar a esa persona, encontrarla, identificarla y finalmente neutralizarla transcurrió en un periodo de tiempo muy corto, y esto lo hace muy difícil", indicó.