La Iglesia de España se unió a las críticas por la supuesta parodia de la 'Última Cena', el fresco de Leonardo da Vinci que recrea la escena bíblica de Jesucristo y sus 12 apóstoles, durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos el viernes pasado en París.
"Pensamos en todos los cristianos de todos los continentes que se han visto heridos por el exceso y la provocación de determinadas escenas", escribió en sus redes sociales la Conferencia Episcopal Española (CEE).
Y continuó: "Esperamos que comprendan que la celebración olímpica va mucho más allá de los prejuicios ideológicos de algunos artistas".
"Escarnio y burla"
En el mensaje se adjuntó el comunicado publicado hace unos días por la Conferencia Episcopal Francesa en la que rechazó "profundamente" las "escenas de escarnio y burla del cristianismo".
La polémica llevó al Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París 2024 a pedir disculpas y explicar que se trató de una interpretación de Dioniso, el dios griego del vino, para "tomar conciencia de lo absurdo de la violencia entre los seres humanos".
La escena, vista por miles de personas, contó, entre otros, con la participación de un grupo de 'drag queens', una modelo transgénero y un cantante semidesnudo pintado de azul.
"Está claro que nunca hubo intención de faltar al respeto a ningún grupo religioso. Al contrario, creo que Thomas Jolly [director artístico de la ceremonia de apertura] intentó realmente celebrar la tolerancia social",aseguró Anne Descamps, directora de Comunicación de la organización de los Juegos Olímpicos.