Científicos de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia hallaron que experimentar la pérdida de un ser querido podría acelerar el envejecimiento. Los resultados de la investigación fueron publicados el lunes en la revista JAMA Network Open.
De acuerdo con el estudio, las personas que habían perdido a uno de sus padres, a su pareja, a un hermano o a un hijo mostraron signos de una mayor edad biológica en comparación con las personas que no habían experimentado tales pérdidas.
Asimismo, los resultados sugieren que el impacto de la pérdida en el envejecimiento de una persona puede observarse mucho antes de la mediana edad, y puede contribuir a las diferencias de salud entre diferentes grupos raciales y étnicos.
Para llegar a estos resultados, los investigadores analizaron los datos de 3.963 participantes del Estudio longitudinal nacional sobre la salud de adolescentes a adultos de EE.UU., que se inició entre 1994 y 1995, mientras cursaban los grados de 7 a 12, lo que se denominó ciclo 1, y se les realizó un seguimiento hasta el 2018, llamado ciclo 5.
Los científicos examinaron los informes de pérdida de los participantes en cada uno de los cinco ciclos y utilizaron muestras de sangre del ciclo 5 para las posteriores pruebas de metilación del ADN y el cálculo del reloj epigenético de 2018 a 2024.
Para el ciclo 5, con una edad media de 38 años, casi el 40 % de los participantes ya habían experimentado la pérdida de al menos un ser querido. Los participantes negros, hispanos y nativos americanos experimentaron una mayor proporción de pérdidas en comparación con los participantes blancos. La investigación concluyó que las personas que experimentaron dos o más pérdidas tenían edades biológicas significativamente más avanzadas según varios relojes epigenéticos.