"No es nuestra guerra en absoluto. Estamos presionados por los políticos. Nos pillan en las calles, cargan en camionetas, tal como pasó conmigo. Primero, me entregaron la boleta de citación en una tienda, y pasados dos días me capturaron al salir de la misma tienda y me llevaron a una camioneta", contó Vladímir Bábich, un exefectivo del Ejército ucraniano hecho prisionero.
Al cabo de 24 horas, Bábich se encontró en un punto de distribución, desde donde lo enviaron al frente.
El militar habló negativamente de su mando. Según los comandantes, Bábich y sus colegas debían "permanecer en posición", donde supuestamente pronto serían reemplazados. Pero, no se realizó ninguna rotación, y en la primera oportunidad se rindió, dándose cuenta de que era su única oportunidad de salvar su vida.
Durante su breve estancia en el Ejército, Bábich fue testigo de 30 casos de deserción de militares movilizados de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Y esto es solo a escala de dos compañías.