La polémica frase de uno de los rugbistas franceses acusados de violación en Argentina

Oscar Jegou y Hugo Auradou, los jugadores de rugby franceses que fueron liberados esta semana tras declarar ante la Justicia argentina por la presunta violación de una mujer en la provincia de Mendoza, están rodeados de controversia nuevamente tras filtrarse sus declaraciones.

Este viernes el medio local UNO informó que ambos deportistas confirmaron haber tenido relaciones sexuales, pero consentidas con la fémina que los denunció y, de esa forma, reiteraron su inocencia. Pero uno de ellos fue más allá en su pronunciamiento.

"Nunca escuché gritos ni un pedido de volver a su casa. Nunca fui violento con ella. Si nosotros le hubiéramos pegado, la podríamos haber matado o haberla dejado en un estado deplorable (…). Si bien entiendo que la acusación es muy grave, este asunto ensucia todo lo que quiero: mi familia, el rugby. Somos inocentes", dijo Auradou.

Por su parte, Jegou contó que vio a la "chica desnuda en la cama" con Auradou en una habitación de hotel y al poco tiempo ella optó por buscarlo. Posteriormente tuvieron coito durante cinco minutos aproximadamente. "No me negué", admitió.

"Entiendo que la justicia tiene que hacerse frente a hechos tan graves, pero soy inocente. Se está haciendo largo. Quiero expresar que nunca fui violento ni violé a esta chica", agregó Jegou.

La insólita defensa del abogado de los rugbistas franceses acusados de violación en Argentina

Historial

Los rugbistas, imputados como presuntos autores por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos o más personas contra una mujer de 39 años, no podrán abandonar Argentina, sus pasaportes ya fueron retenidos por las autoridades mientras sigue el proceso.

La denunciante, que es representada por la abogada Natacha Romano, afirma que fue abusada al menos seis veces, además de ser golpeada por los presuntos agresores.

El informe del Cuerpo Médico Forense encontró marcas en los pechos y piernas de la víctima, pero no detectó lesiones de golpes de puño ni signos de asfixia, según el dictamen que les otorgó la libertad a principios de esta semana, citado por la prensa. El delito por el que fueron acusados contempla una pena mínima de ocho años de cárcel y una máxima de 20.