La reaparición de un exlíder guerrillero calienta el cruce con la vice argentina

Victoria Villarruel pide que se vuelva a juzgar a los militantes de las organizaciones armadas de los años 70.

Mario Firmenich, líder de Montoneros, una organización guerrillera que protagonizó la violencia política en Argentina en los años 70, reapareció de manera sorpresiva con un mensaje que responde a las críticas que recientemente lanzó la vicepresidenta, Victoria Villarruel.

El pretexto para el regreso público del exguerrillero, que actualmente es un economista de 76 años, fue su participación en el curso "El Origen: Resistencia Peronista y Montoneros", organizado por la organización ultraizquierdista Encuentro Patriótico.

"El tema de la reunión es la significación histórica de los Montoneros. Periódicamente aparece una y otra vez en primera plana de los medios el tema de los 70, como suele decirse. Hace pocos días, la vicepresidenta Villarruel trajo a colación otra vez que habría que meter presos a todos los Montoneros", señaló Firmenich, en un video para promover el curso y que se viralizó en redes sociales.

También propuso que los jóvenes analicen si los factores históricos que permitieron la existencia de Montoneros fueron circunstanciales o permanentes.

"La importancia de responder esta cuestión tiene que ver con la práctica militante de organizaciones políticas del movimiento popular en el sentido más amplio de la acepción: peronistas, no peronistas, etcétera", afirmó.

El exlíder guerrillero aclaró que hay factores irrepetibles que no permiten replicar un suceso político como, en su época, fue Montoneros; pero consideró que hay cuestiones que persisten y que pueden dar señales a la militancia actual para "desarrollar una alternativa popular de significación".

"Terrorista" y "Cobarde"

La reacción de Villarruel a los dichos del exguerrillero fue inmediata. "El terrorista Firmenich, desde la impunidad que le garantizó el mismo Estado argentino, pretende justificar el accionar terrorista de Montoneros responsable de asesinatos, secuestros, heridas, bombas, ataques a unidades militares, copamiento de pueblos y de sembrar el terror y ensangrentar el país", acusó en una publicación en sus redes sociales.

"A estos terroristas del pasado y del presente les quiero decir que mi intención de meterlos presos no es solo mía, sino de millones de argentinos hartos del negocio que hicieron en nombre de los DDHH, hartos de los crímenes atroces por los que no pagaron y asqueados de la superioridad moral con la que nos hablan cuando son unos asesinos", advirtió.

La vicepresidenta insistió en que "al terrorismo se lo combate siempre y sus crímenes son el origen de la desgracia, miseria y decadencia" que padece Argentina.

"Espero, Firmenich, que Dios te perdone. Yo no lo hago y lucharé para que estés preso igual que los asesinos de tus compañeros. Buchón y cobarde, estás vivo gracias a los compañeros que entregaste, ser nefasto sin alma, patria ni bandera", señaló.

Prescritos

La reaparición de Firmenich abonó a la polémica que se instaló en Argentina desde el año pasado, luego del triunfo de Javier Milei y Villarruel, ya que tanto el presidente como la vicepresidenta niegan los crímenes de lesa humanidad cometidos por la última dictadura militar (1976-1983) y justifican los secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos perpetrados en esa época, con el argumento de que fueron "excesos" en el combate a la guerrilla.

Además, el Gobierno libertario ha desmantelado la política de derechos humanos que Argentina construyó durante décadas.

Villarruel, por su parte, promueve la liberación de los represores condenados, así como la reanudación de los juicios a los miembros de Montoneros, a pesar de que en su mayoría fueron ejecutados durante la dictadura y de que los líderes sobrevivientes ya fueron juzgados, condenados y amnistiados.

Por otra parte, los delitos que cometieron los Montoneros prescribieron, porque se trataba de civiles al margen de la ley. En cambio, los procesos contra los genocidas continúan porque formaban parte del Estado y, según la jurisprudencia internacional, sus crímenes son de lesa humanidad y siguen vigentes.