El influyente pastor buscado en EE.UU. por tráfico de niños Apollo Carreon Quiboloy fue arrestado el domingo junto con otras cuatro personas, luego de una persecución de 16 días en un vasto complejo en Filipinas que incluía instalaciones subterráneas. Así lo informó la Policía local, citada por la agencia de noticias PNA.
Según un portavoz de la Policía filipina, el coronel Jean Fajardo, alrededor de las 13:30 se les dio a los sospechosos un ultimátum de 24 horas para que salieran de uno de los edificios dentro del complejo de 30 hectáreas de la iglesia Reino de Jesucristo. Se entregaron a las 17:30 y la misma noche se iniciaron los procedimientos de registro policial, incluidos exámenes físicos y médicos.
El 24 de agosto, alrededor de 2.000 agentes de Policía se abalanzaron sobre el complejo con el fin de detener a Quiboloy y otros coacusados. Más tarde, Fajardo señaló que la Policía está teniendo dificultades para buscar en una instalación subterránea "hecha de piedras gruesas, metales gruesos y materiales duros" y que fue construida "para soportar cualquier calamidad provocada por el hombre o incluso desastres naturales".
Quiboloy, de 74 años, líder de la iglesia Reino de Jesucristo, fundada en 1985 en Filipinas, y sus presuntos cómplices enfrentan una serie de cargos, que incluyen conspiración, tráfico sexual de niños, tráfico sexual por la fuerza, fraude y coacción, fraude matrimonial, lavado de dinero, contrabando de efectivo y fraude de visas.
Los investigadores consideran que Quiboloy junto con otros acusados reclutaban mujeres de entre 12 y 25 años como asistentes personales o "pastorales", que estaban obligadas a cocinar para él, autoproclamado "Dueño del Universo" e "hijo designado de Dios". Además, debían limpiar sus residencias, darle masajes y tener relaciones sexuales con él durante los denominados "turnos de noche".
Las víctimas que lograron escapar explicaron a los agentes del FBI que trabajaban durante todo el año y eran golpeadas y abusadas psicológicamente si no cumplían con los quehaceres diarios, y algunas de ellas incluso estaban obligadas a vivir en automóviles en paradas de camiones.