Hace 111 años, el 9 de septiembre de 1913, el piloto militar ruso Piotr Nikoláyevich Nésterov realizó por primera vez en la historia la maniobra aérea descrita como "una curva cerrada en plano vertical", que más tarde se conoció como el 'rizo de Nésterov' o 'bucle'.
Esa maniobra fue una de las que marcaron el inicio de las acrobacias aéreas, pero no fue la única hazaña del célebre aviador, que también fue el primero del mundo en lanzar un ataque suicida en avión.
De joven oficial de artillería a piloto
En 1906, a la edad de 19 años, Nésterov se graduó con éxito de una escuela de artillería de San Petersburgo y recibió el rango de teniente.
Más adelante, mientras servía en el Lejano Oriente, se interesó por la aeronáutica e incluso desarrolló reglas para ajustar el fuego de artillería desde un globo. En 1911, el joven oficial construyó su primer planeador y aprendió a volarlo, antes de ingresar a la escuela de aviación de San Petersburgo y graduarse en octubre de 1912. Poco tiempo después aprobó el examen para ser piloto militar.
Posteriormente, compartió experiencias profesionales y mantuvo amistad personal con otros legendarios pilotos rusos: Ígor Sikorski y Víktor Tkachov. Muy pronto se convirtió en comandante de escuadrilla.
El 'rizo de Nésterov'
Fue entonces cuando para demostrar su idea de que "en todas partes del aire hay apoyo para un avión", el 27 de agosto de 1913 (según el viejo calendario ruso, que hoy equivale al 9 de septiembre), Nésterov efectuó su histórico vuelo a bordo de un avión Nieuport-4 propulsado por un motor Gnome de 70 de caballos de fuerza. Curiosamente, el piloto ruso, que ya estaba realizando cálculos para realizar el llamado 'bucle', se enteró de que otro pionero de la aviación militar, el piloto francés Adolphe Célestin Pégoud también se preparaba para la maniobra.
Ante ello, según los reportes, Nésterov decidió poner en marcha sus planes. Durante aquel vuelo, apagó el motor a una altitud de 800-1000 metros y comenzó a descender. Cuando alcanzó unos 600 metros de altura, encendió el motor, elevó el avión, realizó un bucle vertical y se lanzó en picado. Luego, volvió a apagar el motor, nivelando la aeronave y, descendiendo en una suave espiral, aterrizó de forma segura.
Sin embargo, horas después de aterrizar, el oficial fue castigado con diez días de arresto "por poner en riesgo la propiedad del gobierno". Su hazaña lo hizo famoso de la noche a la mañana y cuando la repitió Pégoud, el castigo fue revocado y Nésterov fue ascendido a capitán.
Poco antes del inicio de la Primera Guerra Mundial, Násterov comenzó a diseñar un avión monoplaza de alta velocidad. Además, introdujo los entrenamientos en vuelos con giros profundos, así como el aterrizaje con el motor apagado en el destacamento de aviación, del que fue nombrado comandante.
El primer 'ataque suicida' en la historia de la aviación
Tras estallar las hostilidades, el destacamento de aviación en el que sirvió Nésterov fue enviado al Frente Suroccidental, donde participó en las batallas por Lvov (entonces Leópolis, o Lemberg, en alemán).
Piotr Nésterov también se destacó por ser uno de los primeros en bombardear al enemigo desde el aire con proyectiles de artillería. En total, logró realizar 28 vuelos en casi un mes, una cantidad fuera de lo común en esa época.
Su nombre se hizo tan famoso que el ejército austriaco ofreció una recompensa por derribarlo. Al inicio de la guerra, los aviones no llevaban armas y los combates consistían en disparos con pistolas de los pilotos. Además, no contaban con paracaídas.
Precisamente en este período, el piloto desarrolló su teoría sobre el 'tarán' o embestida aérea como táctica para derribar un avión enemigo. La maniobra consistía en golpear a la aeronave del bando contrario desde arriba con el tren de aterrizaje.
La última hazaña de Nésterov fue plasmar en hechos la táctica que desarrolló. El 16 de agosto de 1914, la infantería rusa informó sobre una aeronave austriaca Albatros que estaba espiando sus posiciones, y el legendario aviador juró a su mando destruirla. Así, se dirigió a interceptar la aeronave enemiga en su ligero y rápido avión Morane.
El Albatros austriaco pilotado por Franz Malina y Friedrich von Rosenthal intentó evitar el impacto, pero Nésterov los alcanzó y golpeó a su objetivo. Sin embargo, su hélice se atascó en el avión enemigo y ambas aeronaves cayeron. Todos los ocupantes fallecieron.
Sin embargo, el piloto ruso no tenía ninguna intención de destruir el avión enemigo a costa de su propia vida, hecho que confirmó la posterior acta de investigación sobre las circunstancias de su muerte.
El legado para otros pilotos
A pesar de su fallecimiento, la hazaña de Nésterov se dio a conocer y siete meses más tarde, en marzo de 1915, el teniente Kazakov también utilizó la maniobra tarán para derribar a su enemigo. Pero, en este caso, el piloto regresó sano y salvo al aeródromo después de llevar a cabo el ataque.
El método de embestida fue utilizado durante la Segunda Guerra Mundial por numerosos pilotos soviéticos con éxito, y con frecuencia sin perder su vida.