Los incendios en Brasil, que sufre la peor sequía en décadas, están causando graves estragos y los equipos de rescate trabajan a contrarreloj para contener las llamas en varios estados del país.
En la Amazonía, varias comunidades han quedado aisladas, los niveles de agua de los ríos caen estrepitosamente, muchas escuelas han cerrado y algunas zonas se encuentran asfixiadas por el humo.
Según un estudio de la plataforma MapBiomas, los incendios han arrasado ya este año 113.960 kilómetros cuadrados, más del doble que lo registrado en los primeros ocho meses de 2023 (52.519 kilómetros cuadrados). El juez del Supremo Tribunal Federal (STF), Flávio Dino, calificó los siniestros como una "auténtica pandemia".
"Necesitamos apoyo"
En Pará, por ejemplo, los fuegos llevan más de 11 días activos y han destruido alrededor del 10 % de la superficie de la floresta. Según informaron las autoridades municipales al portal G1, solo 25 bomberos trabajan junto a voluntarios indígenas para contener las llamas en 62.000 hectáreas.
"Necesitamos apoyo aéreo y las agencias federales pueden ayudar con esto. Nuestros equipos no pueden llegar a los puntos críticos dentro del bosque", explicó Nandiel Nascimento, de la Defensa Civil Municipal.
Mientras, en grandes urbes como Sao Paulo, la lluvia lleva semanas sin aparecer y la calidad del aire es pésima. La Empresa Estatal de Medio Ambiente (Cetesb) aseguró que para mejorar la situación es necesario controlar los focos de incendios y que cambien las condiciones meteorológicas para favorecer la dispersión de los contaminantes en el aire.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció la creación de una autoridad climática para enfrentar los desafíos relacionados con el calentamiento global y los eventos extremos. Por su parte, la ministra de Salud, Nísia Trindade, advirtió que la situación puede ser "bastante grave" para las personas vulnerables, e hizo hincapié en niños, ancianos y aquellas con problemas respiratorios.
Asimismo, Ane Alencar, coordinadora de Mapbiomas, subrayó que "esta crisis exige que la gente deje de utilizar el fuego". "El gobierno está utilizando todos sus esfuerzos para combatir el fuego y, aunque quisiera combatir todos los incendios, no podrá hacerlo. Es necesario cortar el mal de raíz, que es el uso del fuego", puntualizó.
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