La cervecería Schlössle de la ciudad alemana de Neu-Ulm, una de las más antiguas de Baviera, dejará de elaborar su propia cerveza a finales de diciembre después de 334 años de trabajo. Ya no puede hacer frente a los costes en medio de la caída del consumo, explicó la familia propietaria del negocio.
Christa Zoller-Kaltenbacher comentó a los medios locales que para seguir produciendo cerveza tendrían que conseguir inversiones que ascienden a varios cientos de miles de euros, suma imposible de juntar con la venta de hasta 1.500 hectolitros de cerveza al año. Actualmente una caja de 12 botellas de su cerveza clásica, la Märzen, está a 13,5 euros, "demasiado poco", pero según contó a BILD, no pueden duplicar el precio ya que "eso no es factible en el mercado".
A pesar de la difícil, pero económicamente necesaria decisión de poner fin a la larga historia del pequeño negocio, los dueños mantendrán abierta la cervecería como restaurante. Aunque Schlössle ya no va a servir su propia cerveza, seguirá siendo "un lugar de cultura cervecera", destacó la familia.
"Nos pondremos en contacto con otras cervecerías. Y cuando nuestras cervezas se acaben, tendremos otras en oferta, pero también muchas cervezas, cervezas de alta calidad, cervezas especiales. Seguiremos siendo un lugar de cultura cervecera. Esto está escrito en nuestras banderas", aseguró Zoller-Kaltenbacher.
El antiguo edificio se convirtió en una posada en 1673, y en 1690 también en una cervecería para obtener más ganancias. Si bien, la calidad de la cerveza en aquella época dejaba mucho que desear, el lugar gozaba de popularidad. El sitio llegó a ser propiedad de la familia Zoller hace más de 135 años, en 1879, y hoy en día sus cervezas satisfacen a los paladares más exigentes.