Científicos de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, han almacenado la información completa del genoma humano en una memoria de cristal 5D (cinco dimensiones), que puede sobrevivir durante miles de millones de años sin sufrir ningún tipo de alteración, informa el sitio web de la universidad.
El grupo de expertos, dirigido por el profesor Peter Kazansky, introdujo la información en el cristal mediante un rayo ultrarrápido que grabó los aproximadamente 3.000 millones de letras que conforman el genoma, representando al conjunto completo de instrucciones del ADN que hay en una célula.
El equipo espera que pueda servir para recuperar la información completa de la raza humana luego de una posible extinción que ocurriría dentro de miles, millones, o incluso miles de millones de años.
Igualmente, estos 'cristales de eternidad' podrían utilizarse para crear un registro de los genomas de algunas especies vegetales y animales que se encuentran en peligro de extinción.
El Archivo de la Memoria de la Humanidad
La memoria fue guardada en una mina de sal en Hallstatt, Austria, dentro del Archivo de la Memoria de la Humanidad (MOM, por sus siglas en inglés), un proyecto fundado en 2012 con el fin de preservar los conocimientos de la civilización humana actual.
Almacenamiento eterno
El cristal de memoria 5D, desarrollado por el Centro de Investigación Optoelectrónica de la Universidad de Southampton, equivale al cuarzo fundido, uno de los materiales más resistentes del mundo a nivel químico y térmico. Además, este método de codificación utiliza dos dimensiones ópticas y tres coordenadas espaciales para escribir en todo el material, por eso en su nombre se menciona el 5D.
A diferencia de otros dispositivos de almacenamiento, el cristal soporta frío extremo, fuego y temperaturas de hasta 1000 °C. Además, tiene una vida útil de miles de millones de años, sin que la información sufra ningún daño. La versión más grande de este cristal puede guardar hasta 360 terabytes.
De acuerdo con el equipo de científicos, durante el diseño del cristal consideraron la posibilidad de que una especie o máquina inteligente pudiera recuperar los datos almacenados en un futuro muy lejano.
Por ello inscribieron algunas pistas que facilitarían la lectura del dispositivo. "La clave visual inscrita en el cristal permite al descubridor saber qué datos están almacenados en su interior y cómo se pueden utilizar", explicó el profesor Kazansky.