Dos años después de ganar por tercera vez las presidenciales de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva afronta este domingo un nuevo pulso con el exmandatario Jair Bolsonaro: las elecciones municipales.
Unos 155,9 millones de brasileños acuden a las urnas para elegir alcaldes, vicealcaldes y concejales de más de 5.500 municipios en la primera vuelta de estos megacomicios, convertidos en una batalla ideológica entre el progresismo de Lula y el extremismo bolsonarista.
Por medio de sus respectivas formaciones, el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Liberal (PL), ambos líderes aspiran a conquistar la alcaldía en 13 de las 26 capitales del país.
En 103 municipios hay más de 200.000 electores, por lo que pueden optar a una segunda vuelta, que está prevista para el 27 de octubre.
El gran centro
Los partidos del llamado 'centrao' (gran centro), un gran grupo de formaciones de centro y derecha, pugnan por varios cargos. Sus partidos, tanto a nivel nacional como a regional y local, tejen sus apoyos en función de los intereses de cada momento.
Por esa razón, no es raro ver que esas formaciones tengan candidatos que en unos estados son apoyados por Lula y en otros por Bolsonaro.
Todas las miradas para este domingo, sin embargo, están puestos en Sao Paulo, la ciudad más grande de América Latina y motor de la mayor economía suramericana.
El pulso entre sus candidatos y la agresividad de la campaña han convertido a esa metrópolis en el mejor escaparate de la polarización que vive Brasil desde que Bolsonaro apareció en escena para ganar las presidenciales de 2018.
"La tensión persiste"
La tensión persiste desde que el 8 de enero del año pasado bolsonaristas radicales, arengados por su líder tras su derrota contra Lula, protagonizaron actos violentos en las sedes de los tres poderes en Brasilia.
En la capital paulista, la disputa es entre el actual alcalde, el derechista Ricardo Nunes (MDB), apoyado por Bolsonaro, y el izquierdista Guilhermo Boulos, líder del Movimiento sin Techo y aliado de Lula.
Además, en tercer lugar está el ultraderechista Pablo Marçal, del Partido Renovador Laborista Brasileño (PRTB) y un polémico multimillonario autor de libros de autoayuda. Su figura ganó mucha visibilidad cuando el también candidato José Luiz Datena le golpeó con una silla en un debate que se transmitía en directo.
En Río de Janeiro, el actual alcalde, Eduardo Paes, apoyado por Lula, confía en revalidar su mandato. En la capital carioca y otras ciudades las autoridades alertaron sobre la supuesta injerencia del crimen organizado en la campaña.
La presidenta del Tribunal Superior Electoral (TSE), Cármen Lúcia Antunes, afirmó la semana pasada que los "indicios de intromisión por parte de las facciones criminales" es un asunto "bastante grave" que no debe ser "subestimado".
Batalla con X
Por otro lado, la campaña electoral estuvo marcada por el pulso entre el Supremo Tribunal Federal (STF) y la red social X (antigua Twitter), del magnate Elon Musk, que fue bloqueada el 30 de agosto por decisión del juez Alexandre de Moraes en medio de acusaciones de desinformación.
Con 20 millones de usuarios en Brasil y muy usada por políticos y analistas, X fue sacada del aire por negarse a tener un representante legal en Brasil y por no pagar las multas por incumplir las órdenes de bloquear perfiles asociados al bolsonarismo.
Según G1, X, que ya nombró hace semanas una representante legal y bloqueó los perfiles solicitados, afirmó el viernes que ya pagó todas las sanciones en su contra y pidió al STF volver a operar en Brasil.
Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!