La continuidad de las relaciones entre México y España fue uno de los temas a los que se refirió el secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Juan Ramón de la Fuente, durante su comparecencia ante el Senado de este martes sobre las prioridades de la política exterior del Gobierno. Allí aseguró que no habrá una fractura del vínculo, pese a la ausencia de representantes del país europeo en la reciente asunción de la presidenta Claudia Sheinbaum.
"Tenemos a veces momentos de tensión con otros países, pero eso no significa que no vayamos a seguir cuidando los intereses de los nacionales en este país", expresó el canciller al referirse a la continuidad de las relaciones, y agregó: "De carácter comercial, turístico, cultural, científico, deportivo, esas continúan. Van a seguir desarrollándose porque esa es la naturaleza. Además, el pueblo de México es un pueblo que siempre ha sido hospitalario, amistoso".
En ese sentido, De la Fuente manifestó que "es muy importante diferenciar que las tensiones diplomáticas que ocurren, como pasa en todas las naciones del mundo, se resuelven por los mismos canales diplomáticos y no necesariamente afectan las relaciones comerciales". "Entendemos claramente que la diplomacia es la última oportunidad para resolver los problemas que, por otro lado, sería muy ingenuo pensar que no se presenten y hay que enfrentarlos con inteligencia", continuó.
Además, negó que la asunción de Sheinbaum no haya tenido relevancia a nivel internacional, ya que afirmó que hubo 105 delegaciones acreditadas. "No confundan los jefes de delegación acreditados con los jefes de Gobierno", pidió.
Sin invitación
La disputa con España comenzó porque el rey Felipe VI no fue invitado a la toma de posesión de la presidenta mexicana, el 1 de octubre, debido a que la monarquía se negó a ofrecer disculpas públicas por los agravios cometidos durante la conquista española en el siglo XVI.
Durante su primera conferencia de prensa como mandataria, Sheinbaum reconoció que la relación entre ambos países "es buena, no tiene por qué cambiar", aunque aseguró que el Estado español debe cambiar su actitud. "Nosotros creemos, primero, que tienen que recapacitar", afirmó.
Por su parte, el rey Felipe VI expresó el pasado viernes que su relación con países de América Latina es "tan honda" que le permite "incluso hablar con franqueza" de las "posibles discrepancias inevitables" por "tantos siglos de historia compartida". No obstante, recalcó que esas discrepancias se dan siempre "desde el respeto basado en la amistad".