El magnate Elon Musk reveló este sábado una de las regulaciones más absurdas que le pidió el Gobierno estadounidense a su compañía SpaceX relacionadas con el cohete Starship.
"SpaceX tuvo que realizar un estudio sobre si el Starship podría caer sobre un tiburón", declaró el también dueño de Tesla y X en un mitin en apoyo a Donald Trump en el estado de Pensilvania, provocando las risas entre los presentes.
"Yo les respondí: 'Es un océano grande, hay muchos tiburones. No es imposible, pero es muy improbable'", continuó relatando, señalando que aceptaron la demanda, pero que necesitaban los datos sobre la población de estos animales por parte del Servicio Nacional de Pesca Marina. Las autoridades al principio se negaron a colaborar, pero finalmente le dieron una respuesta que terminó desconcertando aún más al multimillonario.
"Podemos darle […] a nuestra división occidental, pero no confiamos en ellos", fue la respuesta que obtuvo de acuerdo con sus palabras. "Yo pensé: ¿Estoy en una comedia?", agregó Musk.
Estudios irrisorios
Finalmente, las autoridades brindaron la información necesaria y el estudio se realizó correctamente. Sin embargo, lejos de terminar con la pesadilla burocrática, el Gobierno le pidió un estudio similar, pero con el foco puesto en el riesgo de las ballenas.
"Cuando miras al Pacífico, ¿cuántas ballenas ves? […] Honestamente, si golpeamos a una ballena, la ballena se lo merecía, porque las probabilidades son muy bajas. Es como 'Destino final: edición ballena'", manifestó Musk con un tono humorístico.
De acuerdo con el testimonio del magnate, las autoridades se justificaron: "¿Y si el cohete se sumerge y explota y las ballenas sufren daño auditivo?". "Humm, si pudiéramos hacer que un cohete se sumergiera y se convirtiera en un submarino, eso sería una hazaña de física que no podríamos lograr", se respondió Musk a sí mismo.
"Así que sí, realmente siento el dolor de la sobrerregulación del Gobierno", concluyó, instando a resolver esta "locura" para que las cosas salgan bien.