Enormes estanques y lagos repoblados son ahora visibles en lo que solían ser las históricas dunas de arena de la ciudad marroquí de Merzouga, en el Sáhara sudoriental, donde en las últimas semanas se han registrado lluvias inusuales.
Los lugareños afirman estar gratamente sorprendidos por las recientes precipitaciones, pues han reverdecido un desierto yermo desde hace casi 20 años, atrayendo aún más turistas a la zona, según recoge la AFP.
Aunque Marruecos venía de registrar en 2023 el año más seco en 80 años, con un descenso de las precipitaciones del 48 %, en septiembre las lluvias torrenciales provocaron inundaciones en el sur del país.
El fenómeno también provocó que un lago en el Parque Nacional de Iriqui, el más grande de Marruecos, volviera a la vida después de pasar 50 años seco, así como la formación de otros nuevos en franjas del noroeste del Sáhara, de acuerdo con las imágenes de la NASA.
No obstante, la lluvia extrema también trajo devastación en algunas localidades marroquíes. Aunque la mayoría del agua cayó sobre zonas despobladas, varias ciudades y pueblos del país sufrieron fuertes inundaciones que causaron la muerte de más de diez personas y dejó decenas de desaparecidos, según informaron medios locales.
¿Efecto del cambio climático?
Sin embargo, los expertos creen que el cambio climático podría ser el responsable de este drástico acontecimiento. "Todo hace pensar que se trata de un signo de cambio climático", declaró a la AFP Fatima Driouech, climatóloga marroquí. "Pero es demasiado pronto para decirlo definitivamente sin estudios exhaustivos", agregó.
Aunque las lluvias han ayudado a llenar parcialmente algunos embalses y a rellenar los acuíferos subterráneos, para que esos niveles aumenten significativamente tendrían que continuar durante un período de tiempo más largo. "Un solo acontecimiento extremo no puede traer cambios duraderos", advirtió Driouech.