La violencia y los conflictos que marcaron el mandato de Biden

Mientras grandes corporaciones armamentísticas se enriquecían bajo el auspicio de la Casa Blanca, miles de personas perdieron la vida a miles de kilómetros de EE.UU.

Tras asumir la Presidencia de EE.UU. en enero de 2021, Joe Biden prometió que el país norteamericano sería "un socio fuerte y confiable para la paz, el progreso y la seguridad". Sin embargo, durante su mandato se multiplicaron los focos de tensión y la política exterior del país bajo su Administración estuvo marcada por numerosos conflictos armados en distintos puntos del planeta.

La retirada de las tropas de Afganistán fue una de las primeras decisiones del presidente estadounidense, que prometió que todo transcurriría "de manera responsable, deliberada y segura". Sin embargo, a pesar de lo anunciado, la salida del contingente estadounidense fue un caótico fracaso y los talibanes se hicieron rápidamente con el poder.

Desde Moscú se acusó a la Administración Biden de fomentar y prolongar el conflicto armado en Ucrania al brindarle a Kiev apoyo político, financiero y militar, acompañado de continuos suministros de armas. Washington también rechazó el pedido de garantías del Gobierno ruso sobre la no expansión de la OTAN. "Ya hemos escuchado muchas veces que Occidente quiere luchar contra nosotros 'hasta el último ucraniano'. Es una tragedia para el pueblo ucraniano", lamentó Vladímir Putin el pasado 7 de julio.

Los expertos indican que los demócratas utilizan las guerras proxy como instrumento central de la política exterior de EE.UU. "Pensaron que era inmensamente inteligente tener al pueblo ucraniano muriendo en una guerra en nombre de EE.UU. contra Rusia. […]. Desde Obama, esta idea de guerras proxy predomina en EE.UU. Es natural que Biden haya heredado esa tradición", señala Tim Anderson, director del Centre for Counter Hegemonic Studies.

La Presidencia de Biden también estuvo marcada por el empeoramiento de la situación en Oriente Medio. Israel desangra la Franja de Gaza, ataca el Líbano y actúa con total impunidad contra el territorio de Irán. Decenas de miles de palestinos, muchos de ellos niños y mujeres, fueron asesinados por los bombardeos masivos, e incluso, en este contexto, EE.UU. no duda en apoyar a su aliado, brindando ayuda militar a Tel Aviv.

"Netanyahu estuvo aquí en EE.UU., se dirigió al Congreso, explicó cuál sería su plan de guerra y, como era de esperar, los miembros del Congreso lo aplaudieron", comentA Michael Maloof, exanalista principal de políticas de seguridad del Pentágono. "Así que ahí van las preocupaciones de EE.UU. sobre lo que es el respeto al derecho internacional. Le dieron carta blanca a Netanyahu [...] y nadie lo detiene", resumió.

Paralelamente, las tropas estadounidenses lanzaron una serie de ataques a miles de kilómetros de sus fronteras. Irak, Siria y el territorio controlado por los hutíes en Yemen fueron blanco de los misiles norteamericanos.

En este sentido, las fábricas de armas estadounidenses son las grandes beneficiadas por la prolongación de las hostilidades. Las principales contratistas del Pentágono, como Lockheed Martin, General Dynamics y RTX, obtuvieron ganancias extraordinarias. Por si fuera poco, esperan mayores pedidos e ingresos en un futuro próximo.