Las dantescas imágenes del desastre provocado por la DANA que la semana pasada arrasó el sudeste español dejando más de 200 muertos, sobre todo en la provincia de Valencia, también han dado paso a otras mucho más esperanzadoras que reflejan la solidaridad de la ciudadanía.
Desde el primer momento hubo gente que se volcó en ayudar en las labores de búsqueda, en paliar los efectos en los damnificados, en tareas de limpieza, desescombro y rehabilitación y en proveer de todo lo necesario a unas localidades que carecen de lo mínimo, incluyendo el agua.
Cuando las autoridades comenzaron a difundir mensajes solicitando a la población que se desplazara en vehículos solo si era estrictamente necesario, para dejar paso a los vehículos de emergencias, comenzaron a llegar los ríos de gente a pie, recorriendo decenas de kilómetros y cruzando los puentes que todavía quedaban en pie.
Desde la tarde del 31 de octubre y durante todo el puente -el 1 de noviembre festivo y el fin de semana-, miles de personas han acudido a la zona cero del desastre cargados de agua, alimentos no perecederos, medicamentos, productos de limpieza, cubos, escobas, fregonas, rastrillos y todo lo que pensaran que podía ser útil para ayudar.
Los voluntarios han tomado las calles, plazas, centros educativos, sanitarios e incluso viviendas de pueblos como Paiporta, donde se lamentan decenas de muertos por las inundaciones que colapsaron la localidad a partir del martes de la semana pasada. Allí se han dedicado a intentar sacar del lodo todo lo que se pudiese salvar.
Su labor ha sido ampliamente agradecida por la ciudadanía, en un momento en el que pese al despliegue de medios públicos -solamente el Ejército ha desplegado 7.500 militares en la zona- las tareas se multiplican: hay que despejar y arreglar carreteras, reparar puentes, kilómetros de vías ferroviarias, instalaciones de comunicaciones y un sinfín de infraestructuras.
La solidaridad se despliega por todo el territorio español y las recogidas de alimentos, agua y otros enseres, las peticiones de donaciones y las partidas de voluntarios llegan desde innumerables poblaciones.
Lo mismo pasa con instituciones de todo tipo, como clubes de fútbol, asociaciones de vecinos o de agricultores, poniendo sus centros y sus recursos a disposición para la recepción y clasificación de la ayuda y de la reconstrucción de los daños.
Igualmente las empresas privadas de todo tipo se han volcado en la campaña de solidaridad y de concienciación. Así, Consum y Mercadona, los principales supermercados de la Comunidad Valenciana, están mandando mensajes conjuntos para instar a la población de la provincia de Valencia a que compre solo lo imprescindible, para evitar la carencia de productos vitales, necesarios para atender a los miles de afectados del peor desastre natural que se recuerda en España en el último siglo.
Las últimas cifras oficiales arrojan un balance provisional de 217 muertos -213 de ellos en la provincia de Valencia-, pero se trata de un número que se espera que con el paso de los días y el acceso a zonas todavía anegadas -como túneles o garajes- aumente sensiblemente, toda vez que hay un número indeterminado de personas que continúa desaparecido.